El doctor Luis Montes y sus compañeros han brindado con champán ante el Hospital Severo Ochoa. La justicia ha dictaminado que la campaña inquisitorial lanzada por la Comunidad de Madrid presidida por Esperanza Aguirre y orquestada por el consejero Manuel Lamela era falsa.
No hubo mala praxis ni sedaciones irregulares.
El fantasma de la eutanasia activa, espantado.
Sus efectos secundarios de dolor a los enfermos, descrédito de los profesionales, asedio a la sanidad pública y sus profesionales, no.
La derecha más radical intenta lo mismo con las falsas e hipócritas denuncias sobre los abortos irregulares. Esos sobre los que miente con descaro Ana Botella, esposa de Aznar.
La derecha ha vuelto a la Inquisición.