"Zapatero, dispuesto a negociar la cosoberanía de Ceuta y Melilla", arranca El Imparcial en su primer titular de portada. Y poco más abajo: "El 'todo Madrid, en la presentación de EL IMPARCIAL", con foto donde Luis María Anson cuchichea simpatías con Ana Botella.
Y de cierre, Al aire libre, nueva columna de su impulsor, pidiendo una reforma constitucional para cerrar las transferencias.
Puro estilo Anson para empezar. No podía ser menos.
Y con él, los más fieles de su equipo, hombres que le acompañaron en la marcha de ABC y la fundación de La Razón como Joaquín Vila y José Antonio Sentís.
Y un escrito fundacional. Olé.
Y allí se hace un alegato político sobre la crisis terrible de España, esa izquierda española "en una sima filosófica de baja condición intelectual", la economía hundida, "la demolición, sin el menor rigor histórico, de una transición ejemplar", etc.
Lo dicho, imparcial, imparcial, no es. Otra cosa es que tenga sus razones y sus lectores.
Lo suyo son las firmas. Muy vistas, muy conocidas sus razones: Juan Pablo Fusi, Emilio Lamo de Espinosa, Jon Juaristi, etc.
Y entrevista con el embajador de Estados Unidos, Eduardo Aguirre. Por favor, no podía faltar en el estreno.
Por ahora la actualización pesa poco. A estas horas sigue la misma portada con los mismos temas de ayer.
La nostalgia de la prensa reposa en esa edición en pdf. Preludio de intenciones y formato de la nostalgia para quienes la pantalla es un artefacto difícil.
Como dice Ramón Salaverría, "tecnologías de hoy al servicio de un periodismo del pasado".
Ya ni sorprende que su escrito fundacional sea tan contingente, tenga tan poco recorrido y sea tan corto de miras para un medio nuevo que debería aspirar a una larga vida.
Pero las intenciones y los modos, incluidas las publicidades de los grandes bancos acompañando la cabecera anuncian, como bien dice su manifiesto: "películas que ya hemos visto y ya sabemos que terminan mal".
P21 | Anson vuelve con El Imparcial