Thursday, November 02, 2006

El billar televisivo y electoral de Aguirre

La ambición de Esperanza Aguirre es infinita. A la presidenta de la Comunidad de Madrid no se le puede negar audacia. Está lanzada a por todas sus opciones y nadie la para. Fútbol, televisión y tabaco son sus últimas tres armas.
Las dos primeras van juntas y esperan una carambola de exhibición: hacerse con los derechos del Real Madrid por 600 millones para reflotar la audiencia de Telemadrid, ganarse a la afición y, de paso, perjudicar a Sogecable, por tanto, a Polanco y a las opciones de Prisa en la directiva del club blanco.
Televisión y fútbol. Fórmula preferida del telestado del bienestar, fortalecido con dinero público y mucho populismo por las autonómicas, que se resisten a perder ese granero, como ya han hecho la valenciana Canal 9 y la catalana TV3.
Espe no va a ser menos y repite la guerra del fútbol lanzada por su mentor José María Aznar contra Prisa hace un decenio.
El eterno retorno del populismo electoralista. El fútbol como bien de interés público.
Pagamos todos la afición de muchos a mayor gloria de los políticos (o al menos ellos así lo creen).
Esperanza Aguirre es disciplinada, tiene memoria histórica y sigue la senda del líder popular (el de la Faes, no el de Génova).
Y para el fútbol: tabaco en los bares, que sin pitillo las angustias deportivas no son lo mismo.
Pero lo más enternecedor del embate de Aguirre contra Elena Salgado (dos mujeres de coraje frente a frente) es la permisividad con el humo en los actos conmemorativos e institucionales.
¿Cuándo se han visto saraos y canapés sin humo?
Para eso necesitamos la fe liberal de la presidenta. Para que los invitados no tengan que salir de los saraos a fumar, que en Madrid o siempre hace frío o calor y de puertas adentro la comidilla queda en casa.