La televisión digital terrestre (TDT) va a ser poco interactiva en España al paso que vamos pese a la interpretación triunfalista de las cifras. La alarma del responsable de aplicaciones interactivas de RTVE Digital, José Juan Gutiérrez, coincide con los datos oficiales y de los proveedores: crece la penetración, pero con muy pocos decodificadores interactivos.
La mezquina apuesta por las ventajas de interactividad con la implantación de la TDT en España nos conducen a un modelo de cambio de tecnologías (apagón analógico, 2010) bajo la amenaza de mantenimiento del modelo de contenidos actual.
Más canales y más fragmentación de la audiencia, pero sin dos ventajas básicas: interactividad y proximidad.
Las televisiones comerciales no apuestan por la TDT y se dedican a pedir más dinero y esfuerzo al gobierno. La innovación en la programación y la experimentación es escasísima.
El negocio son las grandes audiencias y el consumo masivo. Mientras dure no parece interesar el resto. Pero perder la oportunidad de difundir desde el principio la nueva televisión como interactiva es perder tiempo, recursos y ritmo en la construcción de la sociedad de la información.
La implantación de la TDT no va como debería. No necesitamos más cajas bobas y sí una nueva televisión.
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