No es por Bertold Brecht, no. Tampoco por Martin Niemöller. Es por Golpes Bajos. Sus malos tiempos para la lírica, pedidos prestados a los dos alemanes, se metieron en la mente de muchos en aquellos 80 que vivimos locamente y ahora entran en el Diccionario esencial de la lengua española de la Real Academia como otros dichos de los tiempos como matar al mensajero (se ve que malherido el periodismo, la frase es inevitable) o varios tópicos del argot deportivo como melé, trenzar o hierro de golf.
Y ya es correcto internet con minúsculas (como se escribe en este blog, ¡ya era hora, actualizo el diccionario de Firefox inmediatamente!).
Pero de todas las licencias del Diccionario esencial me quedo con Golpes Bajos, o con Brecht o Niemöller reinterpretados.
Las frases de uno y otro siguen plenas de sentido.
En mí combaten
el entusiasmo por el manzano en flor
y el horror por los discursos del pintor de brocha gorda.
Pero sólo esto último
me impulsa a escribir.
Bertold Brecht. Malos tiempos para la lírica
Y cuando vinieron por mi,
ya no quedaba nadie que alzara la voz
para defenderme.
Martin Niemöller. Cuando los nazis vinieron por los comunistas