"Durante el periodo electoral las emisoras de titularidad privada deberán respetar los principios de pluralismo e igualdad. Asimismo, en dicho periodo, las televisiones privadas deberán respetar también los principios de proporcionalidad y neutralidad informativa en los debates y entrevistas electorales así como en la información relativa a la campaña electoral de acuerdo a las Instrucciones que, a tal efecto, elabore la Junta
Electoral competente". Artículo 66.2 de la reforma de la Ley Electoral que el Congreso aprobó ayer por 340 votos a favor y 8 en contra. Cuando la reforma se apruebe tras su paso por el Senado los telediarios de las cadenas privadas deberán respetar las cuotas electorales marcadas por la Junta Electoral, una obligación que hasta ahora afectaba sólo a las televisiones públicas.
Los partidos estrechan la democracia y controlan la información hasta convertirla en mera propaganda.
La pomposa denominación del artículo como "garantía de pluralismo político y social" es una manipulación del lenguaje, el newspeak denunciado por George Orwell y cada vez más usado por una partitocracia que intenta dominar todos los medios de comunicación.
La televisión y la radio siguen siendo dependiendo de licencias aumentadas con la migración digital y la TDT. Con el encendido digital las promesas de pluralismo se reducen con la realidad de la concentración de grupos, cadenas y dueños.
El apagón de CNN+ acaba con la única cadena privada de información 24h nacional y la opinión rampante devora la información en las cadenas de bajo coste.
La concentración también es vertical. Los amos de la televisión son también los dueños de las nuevas cadenas. La gran promesa de pluralismo reducida a los que ya ocupaban posición de dominio en el espacio público.
Los profesionales de TV3 llevan años protestando por las cuotas electorales en la información. Es hora de ver al resto de la profesión levantándose contra una medida que impone el periodismo figurante y aumenta el control de los medios en las campañas electorales.
Los partidos controlan las imágenes, el acceso de los periodistas a los actos de campaña, qué sale y qué no en los telediarios, la sincronización de declaraciones, qué se puede grabar o fotografiar, editan piezas de campaña que las televisiones privadas hasta ahora colocaban para ahorrar, etc.
Ahora podrán hacerlo con la Junta Electoral como vigilante y limitando la posibilidad de que otros partidos, propuestas o acciones interesantes, puedan ser resaltadas por los periodistas en los telediarios.
Retrocedemos en libertad e información con la excusa de la crisis y del ahorro en publicidad electoral. El pluralismo y las opciones de los partidos pequeños se reducen por falta de acceso a los grandes medios.
Una democracia con cuotas para sostener el poder cuando la abstención crece y las propuestas se pierden entre los lemas de campaña y los vídeos de los partidos que tratan a los electores como a consumidores de videoclips.