Monday, December 13, 2010

Ciberrevuelta


“El Pentágono ha reconocido formalmente el ciberespacio como un nuevo dominio de guerra”. Son las palabras del subsecretario de Defensa norteamericano William J. Lynn en un reciente artículo. Su descripción de la nueva estrategia para la ciberguerra aclara por qué los ataques informáticos de los partidarios de Wikileaks no son sino una revuelta de ciudadanos hartos de la opacidad y los abusos del poder.
“Somos luchadores por la libertad de internet”, se define Anonymous, el grupo impulsor de los ataques contra los servidores de empresas como Amazon, PayPal, Mastercard o Visa. Respuesta de apoyo a Julian Assange y su organización tras haber sido detenido en Londres. Pero también una revuelta contra el control del poder político y económico sobre la información, los contenidos y el conocimiento. Contra la privatización de la libertad del ciberespacio.
Una privatización del espacio público y la democracia que feudaliza la sociedad. Grupos de interés privados con poder para definir políticas y espacios públicos. Como ocurre en la propia internet, donde la mayoría de los usuarios dependen de empresas privadas para ejercer sus libertades en el ciberespacio. Un sistema que erosiona el que la modernidad y la democracia crearon: un cuerpo social soberano.

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