Thursday, December 02, 2010

Después de la neutralidad


El Senado ha aprobado una moción en defensa de la neutralidad de la red tras rechazar una anterior del PP: garantizar la no discriminación de contenidos y servicios de internet por intereses económicos. El acuerdo impediría a las telecos empeorar el acceso a la red abierta para privilegiar la televisión en internet, servicios y aplicaciones digitales con las que acuerden negocios.

Es sólo una moción, pero importante para proteger la sociedad de la información más allá de la postura de la Comisión Europea y del propio gobierno español, favorables a las demandas de las operadoras para cobrar a los proveedores de internet y rebajar la neutralidad a transparencia para que los usuarios contraten diferentes productos de acceso y contenidos de internet con varios contratos y tarifas, de básicos a premium.

La discusión está abierta en todo el mundo para garantizar el desarrollo de internet y los nuevos contenidos digitales, tanto en móvil como en fijo. Europa aboga por un mercado competitivo donde la transparencia garantice a los ciudadanos qué calidad y contenidos de digitales pagan. Cada país fijará los mínimos a respetar -el servicio básico o universal de internet- la portabilidad y transparencia de contratos para que los usuarios reciben lo que pagan.

No es suficiente. Usuarios y empresas defienden la neutralidad para no abortar la innovación. Nada impide a operadoras y proveedores ofrecer contenidos premium, pero nadie debería cercenar el espacio abierto, democrático y competitivo de internet con barreras más allá de la gestión técnica. Es hora de definir un servicio universal y abierto de internet con garantías para usuarios, proveedores y desarrolladores. Una internet pública de calidad, con acceso para todos y capacidad de desarrollo de nuevos medios y productos. Las aplicaciones asociadas a los móviles y en las redes sociales ya están creando una internet en parcelas que sólo empeorará si la mayor herramienta de conocimiento, ocio y comunicación creada abre una nueva brecha económica.

Columna en los medios de Vocento