En la Coalición de Creadores de Industrias y Contenidos están contentos. Las webs de descargas han cerrado para protestar por la inminente aprobación en comisión de la ley Sinde, la Disposición Final de la Ley de Economía Sostenible. Doce horas de ahorro en las siempre hinchadas pérdidas de la industria del entretenimiento. Quienes no ahorran son ciudadanos y políticos, enfangados por una medida que no satisface a nadie.
La persecución contra quienes se lucran con contenidos de otros sería más inteligible si Cultura luchara por extender el dominio público, por ganar acceso y uso para todos a las obras financiadas con dinero público, si subvenciones y premios garantizaran el disfrute por los ciudadanos de esas creaciones. No deja de sorprender cómo un gobierno socialista defiende más el negocio privado de unos pocos que la cultura de todos.
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