Steve Jobs lo ha vuelto a conseguir. El nuevo iPad es un mega iPhone sin teléfono y con pantalla táctil grande. Un dispositivo pensado para disfrutar los contenidos de internet, vídeo, música y ebooks, ahora canonizados iBook. Aquí, como en el iPhone y el iPod Touch, sus ancestros, no se produce, se consume. Un iPhone de sillón con aspiraciones de jubilar a los portátiles.
Apple lo tiene claro y Jobs no lo ha ocultado: el objetivo es un mercado que ya existe y se puede explotar mejor. Más de 75 millones de personas saben cómo usar el iPad. Son los usuarios de iPhone. 125 millones están registrados en iTunes con su tarjeta de crédito.
Por eso la estrategia de Apple se ha centrado menos en la tecnología y más en el precio y en la explotación de ese mercado de usuarios familiarizados y encantados con la nueva interfaz visual y táctil de los contenidos.
Pero también apunta al hueco abierto por los netbooks y sobre todo a ese nuevo mercado de consumidores de contenidos digitales. Quienes quieren tener acceso a todos los contenidos digitales en un solo aparato, sencillo, sin complicaciones. Capaces de ir a un sólo sitio con la ruta ya asegurada -las tiendas de Apple- para conseguirlos, aunque sean de pago si el precio es razonable y no hay complicaciones. Sin más demandas interactivas y de uso que participar en sus redes sociales.
Todas las aplicaciones del iPhone funcionan en el iPad. La plataforma de desarrollo (SDK) es la misma, aunque los desarrolladores podrán optimizarlas para aprovechar la pantalla de 9,7 pulgadas.
Pero Apple se mete en un nuevo mercado y lo desafía: el de los netbooks y la hiperportabilidad. Lo hace deconstruyendo el portátil y sus piezas para apostar por una pantalla táctil delgada donde se pueden ejecutar todas las aplicaciones y teclear. Pero una base (dock) hará posible conectar un teclado para competir con los portátiles. Y de ampliar el mercado para todo tipo de extensiones de hardware (complementos) como ya ocurre con el iPhone y el iPod.
Música, fotos, vídeo, internet y, ahora, libros. La industria de los contenidos anhelaba el iPad. Cuando la crisis aprieta y crece la presión por encontrar nuevas fórmulas de rentabilización, la apuesta por plataformas de acceso con nuevos interfaces que enganchan al público se espera como un maná.
Por eso no extraña que The New York Times, uno de los diarios que más ha trabajado en el nuevo interfaz de la información y que hace poco anunciaba un modelo de pago para 2011, sea el primer medio invitado a desarrollar una aplicación para el iPad. Se basa en su Times Reader y uno de sus responsables, Martin Nisenholtz, promete que reúne "lo mejor de lo impreso y lo digital". Cambios de columnas, varios formatos de visualización y la posibilidad de los elementos multimedia que no permiten los ereader actuales.
El problema para muchos es que, como en iTunes, Apple se convierte en el gran comercializador de contenidos y el propietario de la cartera de clientes a través de sus aparatos y de su tienda digital. La batalla con Google será dura y los medios deberán pensar si están dispuestos a entregar su distribución y gran parte de la gestión de sus clientes y sus posibilidades de CRM a la empresa de Cupertino.
Los editores se lanzan al nuevo iBookstore. Los ebooks se rebautizan ahora iBooks y se leerán en una pantalla en color y retroiluminada. Un hábito ya para muchos usuarios de iPhone a pesar del mayor cansancio de la lectura frente a la tinta digital de los ereaders como Kindle, quizá el gran perjudicado.
Cinco grandes editoriales ya están en la nueva librería de Apple: Penguin, Harper Collins, Simon & Schuster, Macmillan y Hachette.
El formato de los iBook será ePub, un formato estándar y abierto, pero Apple no renunciará al control de derechos digitales, aunque en la primera presentación todavía no está claro si será tan abusivo como el de Amazon.
Diez horas de batería. Es la gran promesa. Los 75 millones de usuarios del iPhone saben de su gran debilidad. ¿Será verdad esta vez? Mentir sobre la duración real de estos aparatos se ha convertido ya en un clásico de la industria.
¡Es el precio, estúpido! La batalla estará aquí. El mercado del iPad se gana con pasión por los gadgets, distinción fashion y también el precio. Sólo hay que recordar cómo se catapultó en ventas el iPhone cuando las telefónicas y Apple bajaron su precio original. ¿Cuánto tardará el iPad?
Sale en Estados Unidos con tres precios -de 499 a 699 dólares- en función de la memoria interna y 130 dólares más si se añade 3G. El iPad evoluciona desde el modelo de comercialización y conectividad del iPhone, heredado de los móviles, a los planes de los netbooks y portátiles con las telefónicas.
Y también un montón de peros. Pierde la cámara, no incluye Flash para las aplicaciones que lo necesitan porque apuesta por HTML5, como el nuevo YouTube, para no depender de Adobe, ni las baterías ni la memoria se pueden cambiar o apoyar con dispositivos externos.
Pero Apple y Jobs lo consiguieron de nuevo con su show. La presentación del iPad se retransmitió en directo a todo el mundo a través de los medios y las redes sociales. Twitter estaba preparado y esta vez no se cayó como con las grandes informaciones. Ventajas del marketing: es programable. La carrera por la comunicación en tiempo real se juega sin reparar en toda la publicidad que se regala. La primera batalla por el control de los medios, la información y el mercado está ganada. Veremos cuántas más es capaz de ganar el nuevo iPad.