Thursday, January 14, 2010

Cibermurallas

Google amenaza con dejar China. Un ejemplo de las miserias y grandezas del ecosistema de internet, y del choque entre globalización y política nacional. Pero también de la necesidad de libertad, confianza y transparencia para el funcionamiento de internet y de la democracia. Elementos en choque con cibermurallas también en países como España.

Tras cuatro años aceptando la censura, los ataques a las cuentas de correo de varios disidentes desencadenan el envite del buscador. La secretaria de Estado, Hillary Clinton, muestra su preocupación y afirma que "la capacidad de operar con confianza en el ciberespacio es crítica en una sociedad y una economía moderna". Internautas chinos lamentan la posibilidad de perder el resquicio de libertad de los servicios de Google, censurados pero más confiables que los locales o los más serviles a Pekín de Microsoft o Yahoo. Google es minoritario en China con sólo un 30% de las búsquedas frente al 62% de Baidu, el gran buscador local. Sus negocios no pueden expandirse y por eso Microsoft, Yahoo o News Corporation decidieron plegarse al régimen para no comprometer su rentabilidad.

La censura china es política y económica. La vía china al capitalismo es una economía para la exportación controlada por la burocracia y las nuevas clases ricas, más interesadas en su dinero que en las libertades públicas. Les bastan las privadas. La amenaza de Google tiene más fuerza que muchas declaraciones diplomáticas. El poder de los grandes de internet es enorme por su control del flujo de información, su peso económico, el valor de su marca y el impacto de su marketing.

La censura económica no es privilegio de dictaduras. El gobierno español, como otros europeos, está dispuesto a sacrificar libertades individuales como el secreto de las comunicaciones para defender la propiedad intelectual. Incluso perseguir webs por daños económicos no probados ni sufridos todavía por los denunciantes. La riqueza es importante, pero como en China, la libertad, los derechos y la democracia deberían ser lo primero.

Columna en los medios de Vocento