El móvil lo es todo. Sin él ya no sabemos vivir. Es un ecosistema donde el ansia de hiperconectividad de los usuarios dispara la oferta. Redes sociales, juegos, vídeo, entretenimiento, información, publicidad en busca de proximidad o atención y el marketing con sus cupones, descuentos personalizados o por geolocalización buscan sitio. Un negocio deseado por telecomunicaciones, grandes de internet, de la electrónica, medios y anunciantes. Pero, ¿quién paga las redes, los contenidos y los nuevos móviles y tabletas?
Es el ruido de fondo en el Congreso Mundial de Móviles de Barcelona. Las cifras marean: el 37% de la población mundial tendrá internet en el móvil en 2015 y los smartphones serán omnipresentes. En España casi el 20% de los usuarios ya se conectan a banda ancha móvil y el tráfico se multiplica.
Las telefónicas quieren un pacto para hacer del ecosistema un condominio. Invertirán 90.000 millones de euros en redes hasta 2014, pero Telefónica calcula otros 150.000 millones para atender la demanda de banda ancha en ubicuidad total. Tienen los clientes, pero subvencionan móviles y tabletas capaces de acceder a contenidos y servicios a través de la web y las aplicaciones. Quieren que Google, Apple o Facebook inviertan en redes y colaboren en el negocio de todos. Eric Schmidt, presidente de Google, se desmarcó veloz: el móvil es un ecosistema donde cada uno tiene su lugar, que cada cual atienda su negocio.
Pero las telecos lanzan sus tiendas de aplicaciones para no quedar en manos de Apple y Google. Los medios también quieren su parte. Pese al crecimiento de la publicidad, la esperanza está los usuarios de pago. Apple anunció un sistema de suscripciones para medios hace un par de días y Google le contestaba ayer con otra plataforma de pago más flexible.
La velocidad es tan rápida que al cliente sólo le da tiempo a cambiar de móvil cuando vence su permanencia. Paga por el acceso, los contenidos, por ahora, lo tienen más difícil. Un ecosistema donde la factura no para de aumentar, aunque no se reparte como algunos quisieran.
Columna en los medios de Vocento