La Liga no quiere más fútbol en abierto. Amenaza con un paro y chantajea: si se elimina la obligación de un partido en abierto pagarán los más de 620 millones que los clubes deben a Hacienda y a la Seguridad Social.
La desvergüenza de los dueños del fútbol no tiene límites. Los mismos que vendieron sus derechos a Mediapro para hacerse con la Liga a fuerza de ofrecer más partidos en abierto –hasta cuatro y cinco por jornada entre La Sexta y las autonómicas- quieren echar el cerrojo una vez demostrado el hundimiento del fútbol de pago.
En el primer trimestre de esta temporada de Liga se contrataron 167.000 partidos en pago por visión. En 2008, la última temporada con el modelo anterior a la guerra Mediapro/Digital Plus, se contrataron 1,43 millones de partidos. Los clubes creen que podrían ingresar de 150 a 200 millones más sin partido en abierto. Para asegurarlo también quieren acabar con los resúmenes de los goles, con excepción de los telediarios.
Jaume Roures, propietario de Mediapro, calcula en cien millones lo que se deja de facturar por ese partido. Está dispuesto a hacer todo el fútbol de pago tras dinamitar el mercado y lanzar Gol T, que ha alcanzado menos de 300.000 abonados en la TDT y llega a 1,4 millones de pantallas a través del resto de plataformas de pago.
Los derechos del fútbol son tan caros que comprarlos es un negocio dudoso a pesar de ser uno de los pocos espectáculos de grandes audiencias. En la era de la fragmentación, las cadenas andan a la caza de partidos en abierto para mejorar la cuota de pantalla. Las privadas acusan a las públicas de encarecer los derechos y el Congreso ha pedido a los clubes contención en sus gastos.
Las sucesivas guerras de derechos entre televisiones y clubes obligan a los aficionados a cambiar sus abonos y somete a los equipos pequeños bajo el dominio de los grandes. La herencia de la ley Cascos de 1997 pervive y las guerras del fútbol continúan ahora que Europa amenaza con un mercado único de derechos, la siguiente batalla.
Columna en los diarios de Vocento