Fin de la caja boba. O al menos del espectador pasivo. La televisión es el ultimo medio masivo, pero los telespectadores usan cada vez más pantallas y ya no soportan tragarse la programación impuesta por las cadenas. El mando es mío, gritan, y usan las herramientas digitales para rebelarse contra la tiranía de los dueños de la TV. ¿Quién necesita programadores cuando el contenido está en internet?
Algunas televisiones parecen enterarse. Antena 3 se han lanzado voraz a convertirse en 3.0 para ofrecer su contenido en televisión convencional, TDT e internet con los mismos anuncios y a la misma hora para evitar la fuga de clientes. Otras cadenas aumentan su apuesta por sus webs –donde ya una cuarta parte de los internautas ven vídeos- mientras RTVE borra límites entre sus pantallas y sus cuentas para llevarse un pedazo del negocio de las telefónicas y de internet a cambio de repudiar la publicidad.
¿Y a nosotros qué nos importa?, parecen decir los espectadores digitales. Siete de cada diez internautas siguen descargando series, música y películas extranjeras (informe Televidentes 2.0). Sí, extranjeras, queridos creadores españoles, espabilen. Y el streaming, la visión de contenidos directamente en internet, ya es una práctica habitual, igual que la visión en redes sociales.
Olvídense de las cadenas. La gente quiere elegir los contenidos allá donde estén y verlos cuando quiera, fundamentalmente en el ordenador o la tele. Lo que no despega es la televisión en el móvil, cara, pequeña y poco atractiva. Y es que digan lo que digan los medios angustiados por la pérdida de anunciantes el futuro de los contenidos es gratuito. Más en tiempos de crisis. Hasta la televisión de pago pierde adeptos frente al mercado de la abundancia audiovisual en el universo digital.
Así que ya pueden avivarse los productores de contenidos. La convergencia y la crisis demandan producciones más baratas, para su difusión multimedia con menos negocio que el de los pasados años de oro. La abundancia es para los espectadores.
Columna en los medios de Vocento