La carrera por el dominio del tiempo real ha comenzado. Es el gran desafío de la nueva guerra de los buscadores entablada entre Google y Microsoft con el lanzamiento de Bing y otros aspirantes nacidos en los últimos meses. Twitter marca el paso con su enorme poder para conectar gente y acontecimientos. Biz Stone, uno de sus fundadores, ha afirmado que Twitter "nos ha alertado de que hay un ritmo al que podemos operar en tiempo real". Es el gran dominador del flujo social: información continua siempre accesible y en contacto con otros usuarios en una comunidad de intereses. La magia de su pantalla o del muro de Facebook donde los usuarios se enganchan para seguir la actividad de otros: particulares, famosos, medios, empresas.
Es la próxima frontera de los hiperconectados: gestionar una realidad aumentada e instantánea donde la fascinación, la voracidad de la comunicación y el embrujo de la velocidad despliegan su poder. Marinetti y los futuristas estarían hoy enganchados a las redes sociales.
Google y el aspirante Bing se enfrentan por indexar y ofrecer los resultados más rápidos. La velocidad desafía el algoritmo y sus criterios. ¿Cómo decidir el resultado más relevante y ajustado cuando la inmediatez devora la matemática? Una respuesta es la recomendación social y la personalización. Twitter y los mil servicios que utilizan sus datos para ofrecer búsquedas y resultados en tiempo real apuntan a los usuarios a los que sigues. El criterio social sería el filtro más veloz.
El desafío es encontrar el contenido más fascinante de los YouTube, Flickr, Twitter y tantos otros ofreciendo un equilibrio entre inmediatez, relevancia y popularidad. Sin ese filtro todo es ruido y el usuario queda atrapado en una trampa donde el tiempo pasa sin valor. Perdidos en el frenesí donde el formato tiene más valor que el contenido. Una recomendación: dejarse fascinar un rato por las visualizaciones de la actividad de Digg.
El periodismo y los medios también saben que la actualización manda. La historia del periodismo es en gran parte la historia de la exclusiva y la primicia. Y cada vez se corre más. Tanto que las ediciones digitales caen en errores y a menudo debilitan el criterio editorial hasta volver a los medios irrelevantes entre el enorme diluvio de internet.
El nómada móvil vive al instante. Desde su teléfono de última generación o su portátil conectados a la Red viven su vida y la de muchos más con los que comparten ideas, pasiones, ira y utilidad. Ser su guía es el nuevo santo grial de los innovadores.
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