¿Se acuerdan de YouTube, la web donde la gente subía sus vídeos y colgaba trozos de series? Pues le queda poco tiempo: los profesionales de la televisión han llegado. La web que hizo explotar el vídeo aficionado se convierte a los programas completos y al contenido comercial por el bien del negocio, y porque a la gente le encanta.
En 2009 la audiencia pasará más tiempo viendo la televisión. Es la crisis, mala para las televisiones porque rebaja sus ingresos, pero buena para los ratings y la audiencia. Los espectadores ven ya 223 minutos de televisión al día, pero cada vez pasan más en otras pantallas, sobre todo los jóvenes. Así que allá va la televisión cuando la conectividad permite ver las imágenes con comodidad y existe la tecnología necesaria para hacer dinero con la publicidad.
Por eso YouTube corre para cerrar acuerdos con las principales productoras mientras las cadenas cambian la política de desconfianza que siguieron hasta ahora y explotan sus contenidos en sus propias webs para no aflojar el control.
Hasta la Comisión Europea está preocupada por el futuro de las televisiones públicas, la industria europea más subvencionada (22.000 millones de euros anuales, casi dos mil en España) por detrás de la agricultura y el transporte, y quiere revisar el servicio público y permitirles incluso cobrar por sus contenidos en internet.
Sube mis vídeos, por favor. Se acabó la persecución de los fans de las series por publicar sus escenas preferidas en los sitios de vídeo. Las nuevas herramientas permiten identificar quién es el dueño de los derechos y permitirle cobrar por la publicidad que envuelva esas imágenes robadas.
La televisión deja de perseguir a internet después de años de haber sido su principal azote. Con la multiplicación de los canales y la fragmentación de audiencias muchas cadenas dejarán de tener sentido en la televisión convencional, sólo apta para grandes públicos. Para las pequeñas puede ser mejor preferible vivir en internet y los móviles a estar perdida en los últimos números del mando a distancia.
Columna en los diarios de Vocento