Atrapados por el terror
John F. Burns, uno de los periodistas empotrados de The New York Times, ha provocado una sacudida en el periodismo norteamericano al denunciar en un reciente libro la complacencia de muchos corresponsales con el régimen de Sadam para no ser expulsados de Irak o no correr excesivos peligros.
La acusación coincide con otra realizada por una de las estrellas de la CNN, Christiane Amanpour. La jefa de corresponsales ha acusado a la cadena de complacencia informativa con la política de la Casa Blanca para justificar la guerra, resultado de la presión política y de la carrera por las audiencias con la derechista Fox News, de Rupert Murdoch, que ha arrebatado el liderazgo en los ránkings a la primera televisión de noticias 24 horas.
Burns denuncia que algunos periodistas sobornaban al famoso ministro de Información o a sus colaboradores más estrechos para conseguir información o vivir tranquilos en Bagdad.
El periodista cuenta también como su diario le avisó en varias ocasiones de los bombardeos y ataques norteamericanos contra objetivos militares o civiles como el Hotel Palestina, donde murió el cámara de Tele 5 José Couso.
En otro libro reciente, Desnuda en Bagdad, Ann Garrels, una de las más respetadas corresponsales norteamericanas que cubrió la invasión para la National Public Radio (NPR), denuncia el despliegue y la apuesta informativa de las grandes cadenas. Censura a la CNN por haber intentado de todo para permanecer en Bagdad y acusa al corresponsal estrella de Fox, Geraldo Rivera, de montar un circo en Afganistán rodeado de guardaespaldas armados y situándose en el filo de navaja entre el periodismo y la participación activa en la guerra.
Al recordar la famosa entrevista de la estrella de la CBS, Dan Rather, con Sadam Hussein, Garrels reaviva las acusaciones contra el presentador por entrevistar a un tirano "como si fuera el primer ministro de Bélgica".
Las denuncias de estos corresponsales atizan el debate sobre los límites y presiones a la información en tiempos de guerra y bajo regímenes dictatoriales. Su testimonio reafirma que la cobertura de la invasión estuvo llena de mentiras.
Las víctimas, además de los muertos, los heridos, los refugiados y el futuro de muchos, son el público, la verdad y el periodismo.
Más cobertura no es más información y pese al experimento de los empotrados, la verdad es más escurridiza. La presión de las audiencias y la propia competencia no siempre es buena para la información.
John Burns: 'There Is Corruption in Our Business'
Crónicas de los empotrados | Embedded: The Media at War in Iraq
Ann Garrels | Desnuda en Bagdad
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