Thursday, July 03, 2003

Los colores olvidados del periodismo


Reflexiona Beatriz Cortázar en ABC sobre la crónica rosa y su conversión en tele/cuché o papel prensa basura y traza una genealogía de la aberración que olvida la crónica social.
Apunta que "la vida privada de los demás siempre interesa", o que la prensa y la televisión del corazón –ahora misteriosamente situado en órganos inferiores y que a veces sólo algunos poseen– vive en el negocio y la mentira pagada, euro a euro, ráting a ráting, "exclusiva a exclusiva".
En el análisis se echa en falta ir más allá de la manida afirmación de que todo lo humano interesa. Es el primero de los intereses, pero en la línea del tiempo trazada por Cortázar falta la crónica social, desaparecida en España con la dictadura, pero que ya venía herida de muerte por su apropiación por el régimen y sus afinidades dudosamente burguesas. Luego fue crónica de espectáculos, después rosa, más tarde "gente" y ahora reside en los excusados de Hotel Glam.
¿Existe la información social? Sí, pero no se cubre. No interesa la crónica elitista más que para el papel cuché, pero entre el Hola y la basura televisiva está la gente. La falta de auténtica vida (real) social en los medios ha ayudado a la desvertebración de la sociedad y a su apoderamiento por los políticos.
Existe la vida y la crónica social –persiste en algunos diarios locales– pero es necesario democratizarla, reflejar la sociedad real y hacerla útil: conseguir que las personas puedan encontrar a otras cuya actividad les interesa o comparten. La presión del famoseo, el todo político invasor y la ruptura con la "sociedad tradicional" han dejado exánime y sin reflejo en los medios una realidad oculta.
La crónica social no está en los salones de la política ni en las salas de té. Está en las asociaciones cívicas y profesionales, en los ámbitos culturales (más allá del márketing de los lanzamientos), en los clubs deportivos y recreativos (que siguen existiendo aunque con diferentes nombres) y en todo tipo de encuentros celebrados todos los días.
La gente, todo tipo de gente se junta y hace cosas. Eso es materia informativa, sea por lo que hacen o por quienes se encuentran. Quizá ha llegado el momento, prejuicios al margen, de replantear la información social.