Bárbara Navarro, directora europea de asuntos instititucionales de Google, ha defendido en la Comisión de Industria del Congreso la apuesta de Google por una internet abierta: a la libre elección de los consumidores, a la innovación y transparente para la competencia. Con participación en su negocio de proveedores de contenidos y servicios digitales, y de telefónicas en la misma cadena de valor.
Google quiere alejarse del debate de la neutralidad de la red para asegurar su negocio y no caer en una regulación legal que pueda afectar a su posición de dominio, especialmente en el mercado publicitario.
Internet abierta, pero no neutral. La base es su propuesta conjunta con Verizon, el mayor operador móvil de Estados Unidos.
Google y Verizon defienden seis principios: acceso a todos los contenidos y aplicaciones legales, no discriminación de contenidos y servicios por razones comerciales en banda ancha fija, información y transparencia en los contratos con los usuarios.
Pero excluye de la neutralidad de la red los nuevos servicios de mayor valor añadido: IPTV (televisión por internet), nuevos servicios de telemedicina, de entretenimiento, juegos, etc. Y los móviles.
En definitiva, neutralidad de internet por red fija tal como la conocemos y libertad para acuerdos comerciales y técnicos en las nuevas plataformas digitales, los nuevos servicios dedicados de banda ancha, además de en las redes y equipos móviles, donde Google lucha con su sistema operativo Android contra competidores como Apple o Blackberry.
El Gran Buscador marca diferencias entre la internet norteamericana, con menor competencia de operadoras de telecomunicaciones, y la mayor competencia en Europa y España. Navarro lo ha repetido varias veces en su comparecencia.
Una posición muy similar a la postura de la Comisión Europea, con una consulta pública en marcha sobre la definición de la neutralidad de la red en Europa.
Pero la postura de Google es un gancho a las operadoras para sostener una internet abierta y pública que a todos interesa mientras se asegura el negocio en los nuevos servicios y plataformas digitales con banda ancha de alta velocidad.
Esa internet pública y abierta es una de las ofertas que los grupos del Congreso debaten para incluir la neutralidad de la red en la Ley de Economía Sostenible sin alterar el negocio de las operadoras de telecomunicaciones y no duplicar el debate europeo.
Tanto que la propia Navarro autoexcluyó a YouTube de la vigilancia de la futura Comisión de la Propiedad Intelectual del Ministerio de Cultura. El diputado del PP Miguel Ángel Cortés se apresuró a aclararle que la ley, de ser aprobada tras su trámite parlamentario, no excluirá a nadie.
Donde no entraron los diputados son en las posibles investigaciones de los organismos de competencia sobre la posición dominante de Google en un mercado audiovisual que una sentencia como la de Telecinco vs YouTube puede abrir.
Genis Roca, el otro compareciente en la Comisión, defendió las posturas de quienes creemos que el tendido de redes de nueva generación (NGN) precisa de un impulso público y elevar el piso marcado por el servicio universal del mega prometido por el ministro de Industria a un estándar mayor que aumente la competencia entre los operadores.