Los teléfonos de algunos periodistas no paran de sonar con llamadas de dirigentes del PSOE. Unos dan información y opiniones sobre la batalla de Madrid entre Trinidad Jiménez y Tomás Gómez. Otros, la piden. Intentan atisbar dónde llevará una batalla que excede el objetivo de Madrid para apuntar al futuro del PSOE sin José Luis Rodríguez Zapatero.
Algunos barones regionales se han empezado a mover. Varios han llamado a Gómez para respaldarle en la intimidad. En las federaciones crece la preocupación sobre el impacto del desgaste del gobierno en las próximas elecciones autonómicas y municipales de 2011. Julio Feo aparece por la presentación de su candidatura y se proyecta la sombra de un preocupado Felipe González. Antiguos dirigentes nunca demasiado contentos con ZP y el triunfo de la Nueva Vía reaparecen y se inclinan por el líder del PSM, de Rodríguez Ibarra a José Bono.
Hasta José Andrés Torres Mora, ideólogo de Zapatero y fino analista político, se ha pasado al frente de Gómez.
Las dudas acechan a algunos. ¿Por qué Rubalcaba se empeña tanto en la candidatura de Trini Jiménez? ¿Quién filtró la reunión entre Zapatero y Gómez? ¿A quién beneficiaba? ¿Por qué vuelve el fantasma del tamayazo y de José Luis Balbás, personificada en Antonio Hernando?
Crece la preocupación y muchos se asombran del error de cálculo de José Blanco y Rubalcaba al creer que Tomás Gómez aceptaría la imposición de Trinidad Jiménez como candidata.
Para muchos es el fin del zapaterismo tras la crisis y el cambio de política del gobierno.
Muchos comienzan a prepararse ya para un PSOE sin Zapatero, acelerado ya por la crisis de Madrid independientemente de quién gane las primarias. Crecen las dudas sobre el triunfo de la candidata del aparato y aumenta la inquietud al ver sus actos vacíos y la lentitud en presentar un programa.
Las malas mañas de la dirección del PSOE en este proceso, pese a los errores de Gómez, unidas a la sensación de derrota y fin de etapa que atenaza a los cuadros socialistas, aceleran la búsqueda de la sucesión, en el partido y como cartel electoral.
El previsible pacto presupuestario con el PNV volverá a crear problemas con Patxi López y el PSE. En Cataluña crece el temor a una escisión nacionalista del PSC liderada por Antonio Castells mientras a Montilla y Corbacho les alcanza la sospecha por el precedente que está creando Madrid.
La batalla tampoco ayuda al PSOE. En eso coinciden todos. Gómez gana en conocimiento, pero Esperanza Aguirre lima sus uñas, feliz de ver cómo queda en evidencia la maquinaria y la democracia interna del PSOE.
Y los militantes vuelven a ver como las primarias y las elecciones de candidatos son una artera herramienta en manos de una Ejecutiva Federal con demasiadas prerrogativas.
Tomás Gómez es quien más se parece a Zapatero, piensan muchos dirigentes y cuadros del PSOE. Por eso no se explican que una encuesta acabara con sus posibilidades. Y que nadie más aparezca como heredero en una sucesión ordenada mientras crecen los recelos sobre el cada vez más estrecho círculo con el que Zapatero comparte decisión en el gobierno y el partido.
La derrota de Trini perjudicaría a Zapatero, por mucho que el líder socialista proclame no jugarse nada en estas primarias.
La de Tomás Gómez, también. Abrirá las heridas mal cerradas del PSM y será la prueba para muchos de que los autoproclamados herederos van moviendo ficha sin que ni militantes ni líderes regionales y locales estén al tanto de hacia dónde y con quién camina el PSOE.