Los políticos lanzan la campaña. Y no habrá forma de esquivarla. A los mítines, el buzoneo, los carteles y la cobertura en los medios, los partidos suman este año como nunca a internet y las redes sociales mientras censuran la información con la imposición de cuotas electorales en los telediarios, tanto en cadenas públicas como privadas. Pero cuanto más cerca están los candidatos de la gente, más crece la protesta contra una política virtual, con promesas olvidadas desde el poder.
El PSOE vuelve a probar la amarga cura de la democracia. Esta semana ha presentado su campaña 2.0 en las redes sociales con un nuevo agregador de candidatos y una página para hacerse voluntario. Pepe Blanco ante cámaras y periodistas proclamando que "el PSOE va a situar la campaña 2.0, la campaña virtual, por primera vez, al mismo nivel que la tradicional". En Twitter, la etiqueta #psoered –con las que se agrupan tuiteos- pasó en pocos minutos de ser una herramienta de propaganda a revolverse con la ira y las protestas contra el gobierno. Las etiquetas #paro, #leySinde, #promesasincumplidas o la irónica #graciaszp fueron la respuesta a una política y unas campañas que convencen sólo a los ya convencidos.
En Twitter ayer la protesta de muchos internautas contra los #eurodiputadoscaraduras contrarios a ajustar sus sueldos y privilegios y a volar en turista obligó a partidos como PSOE o UPyD a dar marcha atrás mientras otros como el PP continúan sordos.
Los socialistas prometen que escucharán a la gente con vídeos al estilo de Tengo una pregunta para usted, cibermítines o debates 2.0 en las redes sociales. Tendrán mucho que oír. La ciberpolítica no se controla imponiendo cuotas como a la televisión, ahogando voces con la apisonadora publicitaria ni aumentando el presupuesto para campañas, como se hará este año pese a la crisis y las reiteradas promesas de los partidos de frenar los gastos electorales.
Lo que ahorran los partidos con internet lo gastan en televisión, autobuses y fiestas para militantes y escenografía. Pero las herramientas no son la política. Los ciudadanos están hartos de sobreexposición y de políticos más preocupados por las elecciones y las internas partidarias que por gobernar. La propaganda puede ser virtual, pero la política necesita realidad y compromiso, también en las redes.
Columna en los medios de Vocento