Haro Tecglen, su familia y la perversión de las bitácoras
La familia de Eduardo Haro Tecglen abre página con los archivos del periodista y lo hace en forma de blog.
Es su forma de celebrar los 80 años del niño republicano y arrebatarle la rentabilidad del archivo a Prisa, que acaba de honrar la "octogenaria integridad" del ex crítico de teatro y columnista arrinconado en las páginas de televisión como disculpa para encontrarlo pronto.
Aseguran que han reunido 4.000 artículos y continuarán digitalizando los anteriores. Calculan que llegarán a los 25.000.
¿Tiene sentido publicar los artículos de Haro Tecglen en forma de bitácora?
Seguramente para su familia sí, pues así se evitan mayores problemas tecnológicos y económicos.
¿Y para el lector y la blogosfera?
Para el lector de EHT, sí.
Puede ahorrarse el euro de El País y la suscripción a elpais.es.
Seguramente los artículos de EHT son de los menos adecuados para cumplir una de las características esenciales de las bitácoras: la conversación. Si hay un panteón de dogmáticos autoritarios en la prensa de este país, seguramente EHT tiene un lugar de honor.
No discuto la oportunidad de los artículos, ni su estilo ni su inteligencia. Pero están muy lejos de ser o incitar a la conversación. Tienen ese prurito de totalidad sólo alcanzable por los genios o los totalitarios.
Haro Tecglen es la voz de un dios airado hecha oráculo izquierdista por voluntad propia.
Cuando otros periodistas se han lanzado a la blogosfera lo han hecho de forma original. Véase el caso de Arcadi Espada, otro vate oficial de lo políticamente incorrecto que ha tenido la decencia de escribir un blog, no de reproducir en su página (patrocinada por su editorial) los mismos artículos de El País u otros medios.
La materia del pensamiento siempre es la misma, pero la letra cambia. Quienes escriben blogs y artículos saben que aquellos son la hoja de notas inacabable donde todo se plasma para luego rezumar en las líneas de papel.
A Haro Tecglen no le hacen un regalo. Le hacen una putada en su ochenta aniversario.
Y El País suma otro agujero en su web de pago.
Eduardo Haro Tecglen
Periodistas 21 | Bitácoras/medios: un debate de sordos