El Víbora se muere de asco
Uno de los cómics más gamberros, bestias y underground que se han editado jamás en España se muere. Makoki ya no podrá seguir jodiendo a todo el mundo desde sus páginas salvajes y arrogantes. El Víbora se queda sin lectores, asfixiado entre el manga y los videojuegos. Si tienes toda la violencia y el sexo que puedes aguantar en una Gameboy o una Playstation, ¿para qué quieres un cómic?
El Víbora nació en 1979 animado por la rabia punk y las ganas de algunos de publicar a autores españoles como Max, Nazario, Gallardo y Mediavilla, Pons y también a extranjeros creadores de sueños lisérgicos y jonkies como Rank Xerox o el Gato Fritz.
Franco se había muerto hacía cuatro años, los Sex Pistols ya habían publicado Never mind the bollocks un año antes y David Bowie ya no le pedía al Major Tom que le contara cómo era la Tierra. Por entonces el cielo estaba en Berlín flotando con Brian Eno entre sintetizadores, secuenciadores y músicas de las neuronas aplastadas.
William Gibson todavía no había imaginado el ciberespacio ni se había convertido en el apóstol del ciberpunk, que siempre prefirió la Red y los videojuegos a los cómics de papel.
España está llena de asesinos de Makoki. Ésos que hace muchos años emprendieron otro rumbo.
Pero por entonces había que leer Popular 1, una de las revistas peor escritas de la historia, pero que apostaba por emular a Hunter S. Thompson y su periodismo gonzo. Por allí aparecían las fiestas del Marquee, The Clash, los primeros Queen de las lentejuelas (¡aquella fiesta salvaje en Las Vegas!).
Ya lo dijo Johnny Rotten antes de convertirse en el pastiche de John Lydon: "Vive rápido, muere joven y deja un cadáver bonito". Syd Vicious cumplió. A El Víbora le ha llegado su hora.
Chao, Makoki, las calles ya no son tuyas, te has hecho viejo y éste es otro país y otra gente.
El Víbora
Comunicado | ¿El fin de El Víbora?