El poder económico asalta la prensa francesa
La prensa francesa vive una de las peores crisis de su historia, según el editorial de Ouest France, el mayor periódico de Francia por difusión. "Los diarios desaparecen, otros son absorbidos por los grandes grupos y otros cambian de manos", denuncia el director de Ouest France, François Régis Hutin.
La alarma crece tras la compra del grupo Socpresse por el imperio aeronáutico y de armamento Dassault. Una compra que obedece, según todos los comentaristas, a la intención del magnate Serge Dassault de intervenir desde la prensa en la política y la economía del país para defender los intereses de una industria tan ligada al poder.
La prensa, acuciada por el descenso de difusión y rentabilidad, sale definitivamente de la esfera informativa para aposentarse en la del poder. Y allí la quieren los responsables de la industria y la economía galas.
Socpresse es la editora del diario Le Figaro, y el semanario L'Express, ambos estandartes de la derecha, así como de varios diarios locales y regionales.
Serge Dassault se une a otros patrones de la industria metidos a editores como Bernard Arnault, dueño entre otros de la firma de lujo Louis Vuitton, y editor del diario económico La Tribune, además de otras revistas. Arnaud Lagardére, presidente del grupo aeronáutico y de defensa del mismo nombre, participa en la editora de revistas Hachette Filipachi y controla varios canales temáticos de televisión y radios. François Pinault, otro de los grandes financieros galos, es dueño del semanario Le Point y accionista del diario Le Monde, además de participar en varias editoriales de revistas.
La compra de Socpresse –grupo fundado por Robert Hersant tras la II Guerra Mundial– por Dassault ha puesto en pie de guerra a los periodistas de los medios adquiridos. Temen que sus publicaciones sean un mero instrumento de poder en manos de un hombre ligado a la derecha del presidente Jacques Chirac.
Marcel Dassault, padre del nuevo dueño de Le Figaro, siempre reconoció su amistad con el ex presidente francés y autor de la propuesta de constitución europea Valery Giscard d'Estaing.
Dassault padre financió luego la carrera de Chirac en el neogaullismo y su apoyo fue recompensado con suculentos contratos para vender los famosos aviones de combate Mirage F-1 al dictador iraquí Sadam Hussein cuando era el bastión occidental contra el integrismo de los ayatolas iraníes.
Años más tarde los F-1 se enfrentarían sin éxito a los cazas norteamericanos y sus hierros retorcidos adornan ahora las arenas del desierto desde Bagdad a Kuwait.
Jacques Chirac pronunció una oración fúnebre por el padre de Dassault en la iglesia de los Inválidos, donde Napoleón agradecía sus conquistas. "Su muerte daña a Francia", entonó grave un agradecido Chirac.
La industria aeronáutica y de defensa, tan ligada y dependiente del poder y la geopolítica, parece haber aterrizado con todos los motores encendidos en la prensa francesa, agobiada por la crisis de difusión y la amenaza de los gratuitos.
El director de Ouest France acusa a la Comisión Europea y a los cambios en la estructura de distribución, más concentrada y con una fuerte alza de tarifas postales –las que gravan la prensa en Francia– al tiempo que el correo es incapaz de repartir los diarios a la hora deseada por los suscriptores.
Para François Régis Hutin, Europa privilegia a la televisión y se olvida de la prensa cuando aquella es un medio rico y en alza, y la prensa se agosta. Los euroburócratas prohíben la publicidad de anunciantes importantes para los diarios y revistas en una época de descenso de la cuota publicitaria de la prensa en toda Europa.
El lobby televisivo y de cine ha conseguido, a lomos del control político de las televisiones públicas, prebendas inasequibles para una prensa muchas veces incómoda y levantisca. Y los euroburócratas, como los comisarios europeos, son, sobre todo, políticos.
Persiste la amenaza de una ecotasa y el peligro de encarecer el precio del papel y, por tanto, repercutir en una subida del precio de tapa poco asimilable por un mercado maduro y poco flexible.
El director de Ouest France alega que la prensa, diaria o semanal (en Francia muchas ciudades están informadas por semanarios locales), presta un "servicio a la democracia" centrado en la reflexión y la profundización frente a la "fugacidad" de la radio y la televisión.
En la II Guerra Mundial un poder extranjero acabó con la prensa francesa, que hubo de renacer con la liberación. Ahora el peligro llega de las familias con más pedigrí –y cartera– del país.
¿Resistirá la prensa gala o deberá renacer de nuevo?
Le Figaro
L'Express
Le Monde.fr |: Le rachat de la Socpresse par Dassault suscite des inquietudes
Ouest France | La presse en crise
Escuela de Medios de Lille | Socpresse