Monday, September 18, 2006

Los periodistas y su estatuto

La Asociación de Periodistas Europeos celebra mañana una jornada de debate sobre Los periodistas y su estatuto en la que estaré para defender algunas posiciones ya explicadas en este blog. La relación de documentación sobre el proyecto de estatuto, razones a favor y en contra, y otras experiencias está en el wiki que monté en octubre de 2005 y sigue a vuestra disposición.

Un pequeño avance de mis posiciones:
>> El acceso a la profesión periodística debe ser lo más libre posible. En el caso de España el modelo adoptado es de los estudios de periodismo con grado universitario propio combinado con la práctica profesional.
Me parece adecuado para la práctica profesional (no amateur ni ocasional) mientras no sea excluyente. Prefiero otros sistemas como el que ya se impone de másters o estudios de segundo ciclo específicos y otros de primer ciclo de cualquier otro ramo.
>> Sin estudios también se puede ser periodista. En un mundo más formado se han perdido los periodistas de raza y calle. Sobreviven pocos cuando los ciudadanos cada vez hacen más periodismo aficionado u ocasional con el Periodismo 3.0. Cuando todos los periodistas son universitarios se pierde cierta mirada sobre la parte de la sociedad que no lo es. La época de los cafés y los pasillos de las comisarías está muerta, o casi, pero el reportero sabueso de calle a menudo se echa de menos. Cada vez es más frecuente encontrarse con periodistas que por formación y origen social no son capaces de entender y relacionarse adecuadamente con algunas esferas (o infraesferas) de la sociedad.
>> Vivir del periodismo no es lo mismo que hacer periodismo de forma no profesional. Se puede hacer periodismo sin ser profesional con tan buenos resultados y garantías como estando licenciado. Informar es un acto, no un estado.
Todos, periodistas o no, deberíamos luchar por ampliar los derechos de acceso a la información, difusión, libre expresión y que estos derechos fundamentales sean adecuadamente protegidos y garantizados por las leyes y los jueces.
Se es periodista cuando se investiga, edita y difunde información. Otra cosa es la opinión, libre para todos los ciudadanos pero no necesariamente periodística.
>> La invasión de pseudoperiodistas (corazón, tertulianos, etc.) no se soluciona con un estatuto sino con autorregulación y separando la opinión de la información. Los comentaristas de los informadores, el espectáculo de la información. Distinguir entretenimiento, opinión y periodismo es fundamental.
>> Los periodistas no deben tener más derechos que los ciudadanos. De lo contrario se separan de ellos y se convertirán en una casta. Los derechos de acceso a la información y las garantías de uso y difusión deben extenderse a todos.
>> Fomentar la participación en las decisiones dentro de las empresas periodísticas debe ser un empeño y una voluntad, nunca una imposición.
La libertad del periodista se afirma también frente a la empresa. Uno de los problemas del periodismo es que no es un simple oficio sin llegar a ser una profesión liberal. Esta situación implica el deber de mantener una independencia que obliga a romper la relación laboral cuando las posturas de profesional y editor están separadas.
Otra cosa es el cambio de línea y principios editoriales. La cláusula de conciencia debe amparar entonces a los profesionales.
Los editores, de las nanopublicaciones a los grandes medios, también son libres. Como los periodistas, sólo deben estar limitados por las leyes generales y la justicia.
>> Un carné es un privilegio y una atadura. Cuando más lejos, mejor. Otra cosa es la acreditación voluntaria en organismos profesionales y la identificación del medio para el que se trabaja.
>> Y, por supuesto, los vigilantes no deben depender de los vigilados. Para cumplir su función de control del poder, el periodismo y los periodistas no pueden depender en ningún aspecto, ni de acreditación, ni deontológico, ni sancionador, de organismos bajo control político como los propuestos consejos estatales y autonómicos de la información.
Muchas más cosas se debatirán mañana con políticos, periodistas, sindicalistas, redactores del estatuto y representantes profesionales.
Sólo espero que el debate sea más constructivo de lo que ha sido hasta ahora. La tramitación parlamentaria está contaminada por las luchas entre políticos, clanes periodísticos y entre sindicatos, asociaciones y empresas.

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