Thursday, November 08, 2012

Rebelión por el dividendo digital y la televisión


Las televisiones privadas se rebelan contra el gobierno por el plan del dividendo digital. Las televisiones privadas nacionales -Mediaset, Antena 3, Veo TV y Net TV- abandonaron al reunión con Industria por los continuos cambios en el plan de resintonización de los canales y la amenaza de levantar parcialmente la prohibición de publicidad para RTVE, como piden los anunciantes. Es hora de repensar la televisión y de acabar con los parches políticos y el intervencionismo que siempre pagan los ciudadanos. Pero también para diseñar un modelo audiovisual sostenible, adaptado a las posibilidades de las nuevas tecnologías -vídeo bajo demanda, interactividad, etc.-, más plural: con más proveedores diferentes, y adecuado a las demandas de un público multipantalla.
El dividendo digital permitirá liberar frecuencias para los nuevos servicios móviles -4G y nuevas comunicaciones electrónicas- y es una obligación internacional que en Europa debe cumplirse antes de 2015, pero que el ministro José Manuel Soria quiere adelantar al 1 de enero de 2014 después cambiar el plan del anterior gobierno socialista, que preveía una migración completa de canales y emplear 800 de los 1.800 millones recaudados por la subasta de frecuencias en la resintonización y antenización para mitigar el gasto de ciudadanos (alrededor de 20 euros por vivienda) y televisiones.


Gobierno y televisiones llegaron a un acuerdo en agosto para comprimir los 24 canales privados de TDT nacional. Las privadas renuncian a un múltiple, RTVE a otro y las autonómicas reducen uno más. Todo para mantener los canales actuales a riesgo de eliminar posibilidades de alta definición y nuevos servicios interactivos.
La patronal de los contenidos digitales (Ametic) denuncia junto a Uteca -la patronal de las televisiones privadas- la indefinición del gobierno, los cambios en los borradores y las limitaciones técnicas para la televisión futura.
Ambas patronales defienden el mantenimiento de todos los canales y el status quo creado desde la implantación de la TDT, que ha multiplicado la oferta de canales en abierto.
Pero las circunstancias han cambiado y lo seguirán haciendo. Mediaset y Antena 3 conforman el mayor duopolio de televisión privada de Europa, con ya el 87,5% del mercado publicitario y más del 53% de la audiencia. La crisis publicitaria sigue y se ha llevado el 50% de la inversión en televisión en los últimos cinco años sin que se haya recuperado una gran parte de la publicidad prohibida en TVE.
Las autonómicas siguen perdiendo publicidad y audiencia. Urge una reforma integral, tanto económica como de contenidos y función del servicio público, antes de que se consume un mala privatización.
Los cambios en RTVE, la erosión de sus informativos, las pérdidas de 105 millones de este año y su insostenibilidad financiera demandan repensar en serio, sin partidismos ni cesiones a monopolios y grandes empresas, la televisión de todos.
La única televisión continuamente frenada en España es la televisión por internet. La televisión híbrida y de la convergencia que permite a los usuarios disfrutar de canales y contenidos inagotables, en directo y bajo demanda (VoD, catch-up), en cualquier pantalla, con diferentes ofertas y precios (gratis, freemium, suscripción, pago por visión, etc.) y con más funcionalidades sociales e interactivas.
A pesar del acuerdo de las cadenas y los fabricantes para adoptar el estándar de televisión híbrida HbbTV, el control de las grandes cadenas sobre el mercado y los derechos televisivos, la inexistencia de licencias y derechos flexibles y la escasa penetración de estos servicios mantienen a la televisión atada a la programación low cost y a una oferta enorme pero redundante.
El dividendo digital es la oportunidad de repensar la televisión cuando ya no es un sistema independiente. Cuando es una oferta y un formato más del universo digital. Un universo que permite más oferta, más posibilidades de acceso y que aumenta la demanda.
Debe diseñarse entre todos, con participación de la televisión convencional y las nuevas ofertas. Con la vista puesta en el futuro y sin primar los intereses de unos pocos. O seguirán las peleas que siempre pagan los ciudadanos, en peor oferta, menos pluralismo y más dinero.