Ya es oficial. Al fin se produce la esperada venta de Zeta y se la lleva el siderúrgico extremeño y socio de Prisa Alfonso Gallardo. Pero Prisa, que ha jugado un papel fundamental en las negociaciones con su consejero delegado Juan Luis Cebrián al frente se reserva una carta: la gestión de El Periódico de Catalunya.
La compra se hace alrededor de los 500 millones de euros, por debajo de los mil millones considerados inaceptables por todos los compradores.
Antonio Asensio Mosbach, el hijo del fundador del grupo, consigue lo que quería: quedarse con el negocio audiovisual de Zeta, cifrado con gran generosidad en un 20% del capital.
Ni el presidente de Planeta, José Manuel Lara; ni Jaume Roures, cabeza de Imagina, dueño de Mediapro y Público. El siderúrgico que comenzó imprimiendo y comprando diarios locales a Prisa para fortalecer sus intereses en Extremadura y Andalucía, consigue con Zeta ampliar su red de influencia a lugares donde también tiene intereses.
Si el ex presidente extremeño, Rodríguez Ibarra, y el todopoderoso Gaspar Zarrías en Andalucía jugaron un papel fundamental en el apoyo a Gallardo en sus operaciones, esta vez el president José Montilla ha tenido un papel fundamental.
La disputa de apoyos entre Moncloa y Generalitat a distintos candidatos acaba con la última decisión en el Palau. En Barcelona se ve mejor el acuerdo con Gallardo y con Prisa que aumentar el poder de Jaume Roures, dueño de Mediapro, socio de referencia de La Sexta y editor de Público.
Con Gallardo ganando la puja por Zeta, Prisa cierra a Roures la posibilidad de crear un grupo de prensa a su izquierda con El Periódico y Público.
Tampoco en El Periódico se veía con buenos ojos el desembarco de Roures y sus hombres de confianza, algunos procedentes del propio diario, y se confía más en un grupo como Prisa para asegurar el futuro de la cabecera barcelonesa.
Los regionales, un negocio abandonado por Prisa, serán cosa de Gallardo y su futuro queda más ligado a sus intereses que al negocio periodístico.