"No se me pasa la afición. Esto me gusta". Anabel Díez pronunció ayer el primer mandamiento del periodista de política al recoger el Premio Luis Carandell de periodismo parlamentario en el Senado.
Anabel Díez lleva 25 años haciendo periodismo de rigor. El mejor, aunque ya no se lleve. En las crónicas de Anabel se lee siempre la información precisa, sin artilugios, sin exageraciones, sin los malos modos de los cronistas empeñados en demostrar que saben más que sus fuentes y sus lectores.
25 años contando lo que pasa o dicen que va a pasar los políticos. Sin tirarse a la piscina. Un periodismo necesario que ya no se lleva. Ni en su propio diario, El País, que de abanderado del rigor ha pasado a buscar ganchos aunque la información no los justifique.
El País se mueve a menudo hoy entre la inocencia y la corrección política de eso que llaman Vida&Tendencias y la perplejidad, los intereses y la búsqueda de impacto con los que a menudo se tejen las páginas de España.
En la miasma sobreviven los 25 años de periodismo preciso de Anabel Díez.