El triunfo del spin
spin doctor
A person (as a political aide) responsible for ensuring that others interpret an event from a particular point of view (Una persona que como ayudante político es responsable de asegurarse de que otros interpreten un acontecimiento desde un punto de vista determinado).
Merriam-Webster Dictionary
Alastair Campbell, ex portavoz del primer ministro británico Tony Blair y antiguo periodista de tabloides, ha logrado su propósito. La BBC consiguió en su día frustrar su labor para convencer a la opinión pública británica de la necesidad imperiosa de atacar Irak. El juez Hutton, encargado de la investigación de la muerte del científico soplón David Kelly, se ha tragado su spin.
El gobierno tenía razón y la BBC, no. La cadena desoyó las protestas gubernamentales y no investigó suficientemente el trabajo de uno de sus reporteros, que hizo lo mismo de lo que acusaba al ejecutivo: hacer más atractiva ("sexed up") la información proporcionada por una fuente.
La BBC se enfrenta a la peor crisis de sus 87 años de historia por contar la verdad con defectos de procedimiento.
Los barones conservadores de la prensa británica están contentos. La próxima renovación del estatuto de la radiotelevisión británica puede acabar con la posición privilegiada de la cuestionada BBC y favorecer sus intereses.
Hoy la probabilidad de encontrar armas de destrucción masiva en Irak es mínima, como reconocen los encargados de buscarlas. David A. Kay, el comisionado norteamericano para hallarlas, ha acusado a la CIA de no ser muy fiable.
El "trío de las Azores" hizo todo lo posible por convencer a los ciudadanos de la necesidad y la prisa de la invasión.
Ha quedado demostrado que Sadam no tenía lazos con Al Qaeda y que los muyaidines sólo comenzaron a entrar en el país de los dos ríos cuando lo hicieron los marines y las brigadas aerotransportables norteamericanas.
Sadam no tenía armas de destrucción masiva y mucho menos podía usarlas en 45 minutos. Andrew Gilligan lo dijo en la BBC y acusó al gobierno británico de forzar los informes de los servicios secretos para convencer a la opinión pública.
El Informe Hutton asegura que Gilligan exageró las declaraciones del difunto Kelly, víctima del lío y al que el juez entierra bajo su "debilidad". La BBC no comprobó suficientemente las afirmaciones del reportero en una materia tan sensible. Para el retirado magistrado, fallaron los mecanismos de contraste y se difundieron informaciones insuficientemente sustentadas. La BBC desoyó los reclamos de Blair y los suyos y no rectificó.
Pero Sadam no tenía armas de destrucción masiva ni podía emplearlas en 45 minutos. David Kelly lo sabía y se lo contó al reportero, que hizo más atractiva la información.
Gavyn Davies, presidente de la BBC, ha dimitido como en su día lo hizo Alastair Campbell, que ayer cargó vindicativo contra los que considera causantes de su caída.
Hutton ha juzgado los procedimientos, pero no el fondo.
Hutton olvida los correos electrónicos de Campbell al responsable de la inteligencia británica para retorcer las líneas de sus informaciones. No tiene en gran consideración que Kelly contó lo mismo a otra periodista de la BBC. Obvia que lo denunciado en su día hoy es cierto.
Pero sobre todo, exige a la BBC un grado de comprobación de la realidad que no exige al gobierno británico y a sus servicios secretos.
Blair y el aparato gubernamental de información se pueden equivocar y llevar a Gran Bretaña y al mundo a una guerra. Pero un periodista de televisión, no.
Se suponía que la investigación Hutton era independiente, no un juicio a la BBC.
Realismo político.
Matar al mensajero.
El presidente de la BBC renuncia, pero alega que la fuente era creíble y los hechos, ciertos. Que los procedimientos de la BBC funcionaron aunque reconoce que no llegaron al fondo de la "exageración" o de la "precisión" de Gilligan, un reportero ambicioso y con fama de descuidado en las palabras y los hechos.
En medio de la batalla, con la BBC acusada por el gobierno, denunciada como antisemita por el propio Israel y los lobbies judíos de medio mundo, aupada por la audiencia dentro y fuera de Gran Bretaña, entonces la cadena defendió a su periodista, dejó que otros reporteros y programas investigaran el asunto y creó una investigación que endureció las normas éticas y procedimentales de su periodismo.
¿Hizo el gobierno británico lo mismo?
La BBC se equivocó. Confió en exceso en un reportaje verdadero fundado en una fuente creíble y fiable pero exagerado por un reportero que tomó algunas aseveraciones por hechos, según el informe Hutton.
El juez Hutton reclama en sus conclusiones el periodismo más excelente. Frente a las modernas (o posmodernas) consideraciones del interés público de la información, la credibilidad de las fuentes y la profundidad de la investigación, elementos relativos y poco objetivos, el magistrado reclama la adecuación precisa a los hechos.
Sondeos y estudios recientes indican que los ciudadanos piden lo mismo. Por eso muchos americanos apagaron la CNN y vieron y oyeron la BBC.
Es una gran lección para el periodismo moderno. Ojalá lo sea también para los gobiernos y la vida pública.
El periodismo mejorará si se elevan los criterios. La política también lo hará si se exige lo mismo que el periodismo.
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