Los Juegos Olímpicos tienen nuevas estrellas. Los primeros, los atletas ganadores de las medallas, pero también internet, los móviles y las redes sociales, una vez más protagonistas, igual que en tantos acontecimientos de una sociedad que ya es digital. Las nuevas pantallas han sobrepasado la cobertura de las 500 cadenas de televisión que han retransmitido las olimpiadas de Londres 2012, los móviles, las tabletas y las redes sociales han multiplicado la pasión olímpica, pero también han protagonizado polémicas que cuestionan la retransmisión tradicional y las propias reglas del olimpismo.
Los deportistas han sido los primeros en romper la armonía olímpica: ¿cómo renunciar a promocionar a sus patrocinadores en las redes sociales –la extensión de su imagen que mejor pueden controlar- en la competición más seguida por el público? La rebelión de muchos atletas contra la regla 40 que les prohíbe la publicidad atenta contra el monopolio del COI en el negocio, pero también resucita la paradoja de enmascarar el profesionalismo cuando el deporte se convierte en el mayor espectáculo del mundo.
Los nativos digitales ya no esperan a la televisión para seguir los Juegos. Las redes sociales y los móviles han concentrado espectadores como nunca en las primeras olimpiadas de la convergencia, cuando todas las competiciones han podido ser seguidas en las nuevas pantallas, dejando para la televisión sólo los momentos estelares.
La audiencia de RTVE.es se ha duplicado y casi dos millones de personas han seguido las pruebas en las 19 señales que ha servido en internet y las aplicaciones móviles, tantas como en la media de espectadores por prueba en televisión. La BBC ha triplicado su audiencia digital y los millones de vídeos consumidos sitúan a internet en los móviles como los dispositivos preferidos por los más aficionados.
El olimpismo se digitaliza. La televisión deja paso a las pantallas personales y los deportistas reclaman una recompensa a su esfuerzo más allá de la participación. Las olimpiadas ya son sociales y personales, el público quiere elegir cómo ver los Juegos y los deportistas rentabilizar su esfuerzo cuando su imagen y sus perfiles en las redes sociales son su principal medio.
Columna en los diarios de Vocento