Mediapro y Prisa vuelven a cerrar la guerra del fútbol. Como hace un año, otro episodio de esta batalla repetida acaba con un armisticio por tres temporadas que deja el fútbol televisado como estaba después de sustituir el pago por visión por la suscripción: Mediapro emitirá los partidos en la TDT de pago por Gol T y otras plataformas, y comercializará el partido en abierto (el primero lo emite La Sexta); Prisa ofrecerá fútbol de pago por Canal+ y ambos se reparten los partidos de Real Madrid y Barcelona.
Pierden los clubes, que renuncian a mayores ingresos y más equilibrados; el resto de cadenas y las nuevas pantallas, al no comercializarse paquetes de partidos para otros canales, internet y móviles; y los aficionados, atados al doble duopolio del fútbol: el de los dos grandes clubes y el de los dueños de sus derechos televisivos, que vuelven a subir los precios.
España es diferente. En Europa los derechos del fútbol se comercializan solidariamente por las ligas profesionales y se ofrecen paquetes de partidos para ofrecerlos por diferentes canales, tanto de televisión como en las nuevas pantallas. Desciende la presión para suscribirse a una sola televisión de pago y aumenta el poder de elección para los aficionados. La presión de los clubes y los reguladores audiovisuales se centra en repartir mejor los ingresos y desarrollar los nuevos servicios audiovisuales con el tirón del mayor espectáculo televisivo, el que más público y dinero concentra.
Aquí seguimos condenados a la concentración. Del monopolio de Prisa se pasa al duopolio con Mediapro. Madrid y Barcelona imponen sus intereses al ser los dos clubes europeos con mayores ingresos televisivos mientras el resto reciben menos que en otros países. Resultado: menos posibilidades para elegir qué partidos ver y en qué pantalla, menos competencia en una liga dominada por los grandes.
El fútbol necesita otro mercado y otras pantallas. Los clubes deberían mejorar sus ingresos y los aficionados disponer de más oferta a precios asequibles en diferentes pantallas. Los Juegos de Londres 2012 y la Eurocopa han demostrado que la tele ya no es la única pantalla del deporte.
Columna en los medios de Vocento