Los partidos mayoritarios, PP y PSOE, vuelven a pactar un sólo debate electoral el 7 de noviembre en la Academia de la Televisión y abierto a todas las cadenas. Otra vez amenaza ser tan cerrado, acordado y encorsetado que volveremos a la sucesión de monólogos. De nuevo la estrategia de los partidos desprecia a la ciudadanía y se olvidan las promesas de una democracia más abierta y participativa.
Como en 2008, no habrá el ciberdebate abierto que tantos reclamamos y que 20 Minutos se había vuelto a ofrecer para organizar con la participación de otros medios.
Elena Valenciano y Ana Mato son las firmantes de un cambalache que vuelve a despreciar las demandas de los ciudadanos, su derecho a la información y a valorar a los candidatos con una confrontación directa de posturas y propuestas.
Óscar López por el PSOE y González Pons por el PP se encargarán del guión que convierte cada debate en una pantomima. Y aún así son vistos y reconocidos por los ciudadanos, ávidos de conocer mejor no sólo las propuestas de los candidatos, sino su tono y temple.
Como muchos periodistas y ciudadanos reclaman ya a los responsables de los partidos, la propuesta de un único debate entre los dos principales candidatos es insuficiente.
Los debates no están exentos de polémica en ningún país. En Estados Unidos son organizados desde 1987 por la Commission on Presidential Debates, donde el excesivo poder de los grandes partidos siempre ha sido criticado. En 2004 una alianza de asociaciones creó la Citizens' Debate Commission y propuso abrir más el debate tanto a partidos no mayoritarios como a los ciudadanos y mejorar el formato con más flexibilidad y viveza.
En las elecciones de 2008, los responsables de las campañas socialista y popular, José Blanco y José Luis Ayllón, prometieron debates más abiertos para la próxima convocatoria.
Otra vez se olvidan las promesas.
El debate entre Rajoy y Rubalcaba no sólo no cumplirá las propuestas para un debate abierto, a la ciudadanía, a otros partidos y a todos los medios. El PP vuelve a vetar a Televisión Española con esa persecución enfermiza y obsesiva que supura cada vez que llegan las elecciones. PSOE y PP son incapaces de cumplir ni una sola de las promesas de democracia más transparente y responsables que tanto airean y vuelven a demostrar que su uso de los medios, nuevos o convencionales, es puramente instrumental y propagandístico.
Nuevas herramientas para vieja política.
Otra ocasión desperdiciada. Otra tenaza del bipartidismo. Otro desprecio a la ciudadanía.
¡Bienvenidos a las campañas de la partitocracia!