Pandemia en internet. La gripe del virus H1N1 se propaga más por la Red que en el mundo real. Es la primera gran amenaza para la salud cuando las redes sociales alcanzan un poder de difusión viral mayor que las propias enfermedades. Las redes de moda, Twitter o Facebook, son los mayores ejemplos de alarma global. El término swine flu (gripe porcina) ha llegado a repetirse 10.000 veces por hora en la herramienta de microblogging. En Facebook hay más de 275 grupos sobre gripe porcina y otros 500 en inglés. Esta red ha creado mapas donde ver cómo se disparan las menciones de la amenaza.
La pandemia también afecta a Wikipedia. Su página sobre gripe porcina ha sido editada más de 360 veces desde el inicio del terror y la creada al efecto, Brote de gripe A (H1N1), la supera con más de 1.100 ediciones en diez días.
Google no podía estar al margen de un fenómeno global. Google Flu Trends (Tendencias de la gripe) es una web creada para predecir brotes de la enfermedad que afecta cada año a millones de personas. Compara búsquedas sobre el virus y sus síntomas con datos del Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), por lo que ofrece resultados valiosos. Pero la página creada para seguir la gripe en México no contrasta los datos del buscador con casos reales. Google también financia Health Map, un mapa de alertas de salud que agrega la información de fuentes oficiales, médicas e informativas.
Y la pandemia no puede faltar en el aparato preferido del ciborg sentimental: el móvil. Una empresa ha lanzado una aplicación para iPhone para poner en su pantalla la evolución de la enfermedad.
¿Sirven estas herramientas para mejorar el conocimiento y prevención? Los ciudadanos tienen más opciones que nunca para acceder a la información, pero también para crearla y expandirla. Desde los móviles, el GPS y las redes sociales pueden crearse y compartir más datos, pero también desinformación que se une a la histeria y el sensacionalismo de muchos medios. En la era de la realidad aumentada y la información viral a quienes más se echa de menos en la crisis es a las fuentes fiables. El Ministerio de Sanidad publicó información pronto, pero tardó varios días en crear una página web específica sobre el virus, las autonomías van más lentas. Las páginas oficiales no tienen la presencia y relevancia necesarias en buscadores y redes. Necesitamos que las instituciones aprovechen a fondo la tecnología para investigar los fenómenos del mundo global, pero también para informar. Y las redes y sus usuarios deberían crear los mecanismos y filtros adecuados para resaltar la información fiable.
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