Cuando vivimos
rodeados de pantallas parece una contradicción tener que ir al cine para
disfrutar de una película de estreno. El actor y director Paco León ha querido
romper esa obligación y ha estrenado su primera película, Carmina o revienta, simultáneamente en cines (pocos porque al parecer le han
declarado un boicot), internet y DVD. El cine se mueve a las pantallas de la
gente y no espera que los espectadores vayan a las salas.
Parece de
perogrullo, pero al cine le cuesta dar este paso. Distribuidores y salas de
cine defienden el negocio del que viven, con sus ventanas de exhibición y sus
tiempos entre cada pantalla. Pero el público no espera. El hiperconsumo de
contenidos es impulsivo, inmediato y en cualquier pantalla. Si la película no
está en la pantalla legal, muchos la verán pirateada.
Con televisión plana
y de alta definición, con tanto iPad ir al cine ya no es obligatorio. Ir al
cine es salir, disfrutar de la mayor pantalla y el mejor sonido siempre que el
crujir de las palomitas o la escuadra impenitente de las butacas no te agote.
Ir al cine es vivirlo con otros, porque se disfruta más cuando se va
acompañado. Pero desde tu casa, en tu pantalla preferida, muchas veces la
calidad compensa y la socialización está en las redes sociales, tuiteando
impunemente sin molestar con la luz del móvil.
Las películas se ven
sobre todo cuando se estrenan. Entonces los focos alumbran al director, al
reparto, la historia. La cobertura en medios y televisiones –productoras y
distribuidoras- es intensa. ¿Por qué perder esa potencia promocional si al
público no le interesa ir al cine ese fin de semana que la película está en
todas partes? Un clic y listo. A disfrutarla. Y a diferentes precios, más
barata en internet y más cara en DVD o en las salas.
Es una revolución
para el cine. Pero el paso que una gran parte del público lleva esperando mucho
tiempo. La película de León llegó al primer puesto de Filmin, iTunes, Google Play, etc.
enseguida. Por la expectación, claro, y por los pocos estrenos disponibles.
El cine ya no vive sólo en las salas.
El cine ya no vive sólo en las salas.
Columna en los diarios de Vocento