César Antonio Molina, depuesto, junto a la nueva ministra de Cultura
Imaginen que el presidente del Gobierno nombrara ministro de Trabajo al presidente de la patronal. O de Economía al de la Asociación Española de Banca. Zapatero lo ha hecho al nombrar a la presidenta de la Academia de Cine, Ángeles González-Sinde, ministra de Cultura. A César Antonio Molina se le había encallado la ley del cine, y un presidente tan pendiente del lobby audiovisual no lo soportaba. El sector del cine parece encantado, pero en internet la elección suena a provocación y los internautas se organizan en redes sociales como Facebook o Twitter (Sindemocracia) para protestar contra quien ha destacado como una perseguidora implacable de internet y las descargas.
González-Sinde es famosa por muchas acusaciones contra internet como "¿Para qué necesitamos un ADSL de no sé cuantos gigas?" y sus peticiones de más canon, pero ninguna propuesta sobre nuevas fórmulas para el cine en la era digital.
Ha habido que esperar hasta hace poco para que una productora española, Filmax, lanzase un portal competitivo para comercializar cine en la web.
Y de cine 2.0, ayudado por sus fans a promocionarse, difundirse y financiarse, muy poco, sólo el puesto en marcha por algunos de los nuevos cineastas. Pero la nueva ministra no se ha recatado en calificar reiteradamente de ilegales las descargas, en contra de las leyes y de las sentencias judiciales.
Zapatero arrancó su primera legislatura proclamándose el presidente de la sociedad de la información y la innovación. Pero le preocupa sólo el audiovisual. Aprobó más canales para la televisión comercial y emprendió la reforma de RTVE, tiene al ministro de Industria ocupado en la ley audiovisual tras permitir las fusiones entre cadenas; y al Ministerio de Ciencia, sin competencias.
El cine, con el que siempre ha gustado de codearse, no podía esperar más a pesar de que en 2008 recibió más de 76,3 millones de ayudas y subvenciones públicas sin contar el 5% de las televisiones y los apoyos autonómicos. Y eso que los espectadores, en las salas y el DVD, siguen bajando. Rajoy podrá volver a enarbolar la bandera anti canon digital.
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