Thursday, April 30, 2009

Adictos a Twitter

Twitter está de moda. Más. Es el mayor instrumento de autopromoción diseñado jamás. Si quiere convertir su nombre en una marca, abra cuenta en Twitter. Pero tiene sus debilidades. Un 60% de sus usuarios la abandonan al mes, según un estudio de Nielsen.
Y eso que en países como Estados Unidos no eres nadie si no tienes cuenta en Twitter seguida por miles de tuiteros. Miren a twitter.com/barackobama, el presidente más famoso en internet, cuyo equipo informa a sus seguidores en esta web (como varios políticos en España).
Pero otros están preocupados, la todopoderosa presentadora twitter.com/oprah (Winfrey) disparó el tráfico cuando comenzó a tuitear, pero ha pasado cuatro días callada. ¿Será porque Hugh Jackman no ha contestado su invitación a cenar o porque también ha dejado de usar Twitter? No se preocupen, ha vuelto. Andreu twitter.com/buenafuente sigue. Y también el ciclista twitter.com/lancearmstrong.
"Twitter no es una red social, es una herramienta de comunicación", decía hace poco Jack Dorsey, uno de sus fundadores. Es un servicio de mensajes cortos, los 140 caracteres de un sms, pensado para conectar a la gente en tiempo real a través de la web y los móviles. Al principio la gente contestaba a una sencilla pregunta: ¿Qué estás haciendo? Pero ahora se usa para todo. Y como los sms en manos de un adolescente, es adictivo. Tanto que se han creado multitud de servicios que permiten enviar y recibir mensajes de los amigos a través de Twitter sin entrar en su página web. Y ahí puede estar la razón de que sólo retenga al 40% de sus usuarios cuando redes sociales como Facebook o MySpace consiguen mantener a más del 60%.
Pero los usuarios de esas redes tienen que visitarlas para usarlas, pero no Twitter, que sólo es una herramienta de relación social a través de mensajes cortos. Eso le ha hecho tan atractivo para otros medios y empresas que atraen a una gran cantidad de usuarios a sus webs con sus twitts. Pero muchos no soportarán la tensión de ver constantemente qué dicen y hacen sus amigos. Y menos estar pendiente del contador que te informa de cuánta gente se interesa por ti.

Columna semanal en Vocento y otros medios