Thursday, April 23, 2009

Europa blinda los éxitos de los 60

Los derechos de autor de las grabaciones de los éxitos de los años 60 del pasado siglo ya están a salvo en la caja de la máquina de discos de las discográficas. El Parlamento Europeo ha acordado prolongar de 50 a 70 años los derechos de autor de los intérpretes y productores de la primera era pop.
El comisario europeo Charlie McCreevy no ha podido conseguir los 95 años que defendía, pero se garantiza la gestión por las sociedades de gestión de derechos y la creación de un fondo para los músicos de sesión cuyos derechos hayan expirado con el 20% de los beneficios de la ampliación para las discográficas.
Las obras no pasarían de todos modos al dominio público, porque están protegidas por los derechos de los autores (vida más 70 años), por lo que muchos ven en esta medida defendida por el comisario europeo sólo un justo beneficio para los intérpretes.
Pero varios estudios niegan las cifras de beneficios citadas por McCreevy para incidir en que los grandes beneficiados serán las discográficas. Seguirán cobrando tanto por las obras originales como por todas las grabaciones de aquella época, cuando los derechos de autor eran menos onerosos y nacían multitud de sellos todavía no devorados por los grandes de la industria.
McCreevy ha defendido que la extensión de los derechos de los intérpretes de 50 a 95 años produciría unos ingresos medios por músico de 2.000 euros gracias a los 44 a 843 millones de euros que se recaudarían cada año, un abanico demasiado amplio para garantizar el dinero de tantos artistas.
Una recaudación que la Comisión dice que no afectará a nadie, como si no fueran a ser pagada por ciudadanos, medios, negocios donde suena la música y nuevos intérpretes.
Una posición rechazada por el eurodiputado verde español David Hammerstein.
Coincide con expertos británicos agrupados en el Center for Intellectual Property Policy&Management de la Universidad de Bournemouth, que han denunciado que la extensión de los derechos de autor sólo beneficia a las grandes discográficas (Sony, Universal, Warner Music y EMI), y a un 20% de las estrellas de aquellos años, como Cliff Richard o Johnny Halliday.
"El 80% de los intérpretes podría recibir entre 4 y 58 euros al año", y la mayoría "a costa de jóvenes que comienzan en la música", aseguran.
Hammerstein cree que la medida "aumenta los costes de la música y el audio en general, es una propuesta antisocial e antilustrada porque aumenta la brecha cultural, sólo beneficia a los más ricos y poderesos y va en contra de los consumidores y las bibliotecas públicas". Y recuerda que se oponen a la propuesta las 42 organizaciones más grandes de consumidores de Europa y más de 650.000 bibliotecarios.
Además de asociaciones como Open Rights Group incluso medios tan poco sospechosos de perjudicar a la industria como el diario económico Financial Times han editorializado en contra de una "extensión del copyright que es una bien conocida estrategia de poderosas compañías que consiguen beneficios a través del tráfico de intereses por la protección pública". Y en su línea liberal recuerda que "las industrias culturales están sobreprotegidas".
Tanto que la decisión del Parlamento, aprobada por 377 votos a favor, 178 en contra y 37 abstenciones insta a ampliar también el plazo de protección de los derechos audiovisuales del cine y televisión de aquella época.
Pero los éxitos de los 60 seguirán siendo la rocola por donde las monedas caen en el bolsillo de las grandes discográficas.

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