Monday, December 24, 2012

Un rey poco 2.0



Si no se aburre bastante en televisión, en Nochebuena puede ver el mensaje del rey en YouTube. Será la primera vez. El discurso se publicará al fin en las otras lenguas del Estado después de tantos años. Si no se sacía de monarquía la Casa Real le ofrece todos los discursos navideños del soberano desde 1975.
Es la última incorporación de los poderes tradicionales a las nuevas tecnologías tras el lanzamiento de @pontifex, el Twitter del Papa. La Casa Real descarta la presencia de otros miembros de la familia real en las redes sociales. La corona y el Papa sólo se escuchan a sí mismos. Al contrario por ejemplo que Isabel II y la monarquía británica, pionera en el uso de las nuevas tecnologías y abierta a una comedida interacción con el público en las redes sociales y en su web, donde una dirección postal permite dirigirse a la reina y hasta se ofrecen algunos consejos de cortesía.
Juan Carlos I estrenó en septiembre la publicación de sus cartas coincidiendo con la presentación de la nueva web de la Casa Real. Un “esfuerzo para mejorar la comunicación de la Corona con todos los españoles, con criterios de transparencia, rigor e innovación”, decía. Pero sorprende la falta de canales para la comunicación con una ciudadanía cada vez más descreída de los poderes y con una monarquía en crisis de confianza por los traspiés del Rey y la imputación por corrupción de Iñaki Urdangarín.
El Papa tuitea versículos para difundir doctrina. No sigue a nadie más que a sí mismo en diferentes lenguas. Como reconoce Claire Díaz-Ortiz, la responsable de innovación social de Twitter que trabajó con el Vaticano, el objetivo es una iglesia más universal, no debatir. Para autoridad, el Papa.
Los poderes terrenales no cuentan con la credulidad de la religión. Los medios sociales son para escuchar y dialogar. La doctrina y la fe se sustentan en dogmas pero para una monarquía constitucional escuchar es más importante que difundir. O muchos usuarios pueden empezar a denunciar en YouTube al canal real por abusar de su posición.

Columna en los diarios de Vocento