La televisión pública se ahoga mientras las privadas se concentran en un duopolio. Su coste es insostenible, por la crisis y por su diferencia con las privadas. El gobierno recorta a RTVE 200 millones de euros y las autonómicas esperan fórmulas de privatización. Años de engorde alentados por políticos dueños de una gran pantalla de propaganda han creado un telestado desmesurado que explota con la burbuja de la TDT. Sólo la audiencia se mantiene, pero repartida entre canales multiplicados por el audiovisual en internet. El consumo no para, 239 minutos diarios por persona.
La publicidad tampoco aguanta. La TV perderá otro 8 o 10 por ciento este año, 2.250 millones con un 85% en manos del duopolio de Telecinco y Antena 3. Los anunciantes se quejan, ofrecen salvar a TVE con una vuelta a la publicidad responsable como la que plantea su Consejo, tres minutos por hora. Las privadas se resisten y presionan para dejar sin publicidad a las autonómicas. Pero no parece viable aumentar el coste de 2.300 millones en subvenciones que las televisiones públicas devoran al año.
Al gobierno le toca reordenar el caos y la insostenible financiación de RTVE. El mercado ya hace su parte con más concentración y cierre de canales. Crece la oferta de pago con el vídeo bajo demanda y 2012 será el año de la televisión conectada con internet con ubicuidad de pantallas y contenidos compartidos en las redes sociales.
Falta un servicio público para la sociedad digital. Convertir la televisión pública en una plataforma de acceso a la información, la cultura y los contenidos públicos. Un espacio digital de contenidos sociales, culturales y científicos que reúna la oferta de museos, bibliotecas, centros de investigación y anime la producción audiovisual de calidad. Un YouTube de lo público con informativos independientes y proyección en todo el mundo. Sin tanta audiencia ni tanto coste, pero sosteniendo los valores del servicio público y aumentando el acceso a la sociedad del conocimiento, la única capaz de salvarnos de tanta crisis.
Columna en los diarios de Vocento