Las televisiones conectadas son la estrella del Consumer Electronics Show de Las Vegas, la gran feria de la tecnología y los contenidos. Google TV vuelve a estar en boca de todos en busca de un éxito como Android en los móviles. LG, Samsung o Sony prometen televisores inteligentes con el sistema operativo de Google para 2012, año de la televisión conectada. Pero mantendrán otros alternativos. Crece el interés del público por los televisores inteligentes donde compartir programas, vídeos o comunicarse, unir las aplicaciones de tabletas y móviles, o cambiar el viejo mando a distancia por los gestos o la voz –Kinect y los nuevos Samsung ES8000. El reto es sostener el trono del entretenimiento y la comunicación en el hogar.
La televisión se integra con internet y la tecnología digital para dejar de ser un sistema independiente. La televisión híbrida rompe fronteras y legislaciones, multiplica contenidos, usos y modelos de negocio. Los fabricantes lanzan televisores con más funcionalidades para acortar la vida útil de los aparatos y tentar a los consumidores, volcados en la alta definición, pero no tanto en el 3D ni en la televisión inteligente.
Google, Apple y Microsoft pelean por controlar el mayor mercado de la tecnología y los contenidos. La televisión sigue ganando cuota de mercado publicitario con más del 40% de la tarta mundial y concentra la atención del público con récord de consumo en España (239 minutos diarios en 2011).
La industria necesita un nuevo sistema tanto como la audiencia. El público demanda la ayuda de televisores inteligentes, con búsquedas, aplicaciones y recomendación social para encontrar lo deseado entre tanta fragmentación. La complejidad enturbia el placer de ver la tele. Las cadenas quieren estándares para no seguir multiplicando una oferta con más costes de programación y distribución que ingresos. Y los fabricantes se suman a la competencia convirtiendo sus pantallas en soportes publicitarios, como anuncia Samsung. Después del caos, un poco de orden para que la televisión superviviente no se vuelva tan errática como internet.