Antena 3 pincha definitivamente la burbuja de la TDT con la absorción de La Sexta. El mapa de Zapatero TV reventado por las costuras de su insostenibilidad. La televisión tiende a la concentración y España no es una excepción. Cuatro y La Sexta han sido fagocitadas por Telecinco y la cadena de Planeta. En la fragmentación de la TDT han naufragado los canales concedidos a los diarios y solo sobreviven los más políticos y los que cubren un hueco de bajo coste.
Telecinco y Antena 3 controlan el 85% del mercado publicitario y más de la mitad de la audiencia. La fragmentación del negocio acaba y se verá cómo evoluciona el mapa de canales, con 13 nacionales en poder de las dos grandes. Tras ellas, una TVE amenazada por el rencor del PP y las autonómicas en crisis tras muchos años de cimentar el poder y la cultura del telestado.
Zapatero deja roto el sueño de la pluralidad que justificó la hiperfragmentación de la TDT. La fusión de las cuatro grandes privadas en dos no ha esperado ni siquiera al cambio de gobierno. Todo un símbolo. La crisis y una planificación con café para todos -otra vez- han hecho más poderosos a los grandes y dejan a los pequeños con pocas posibilidades de futuro. Televisión y partitocracia se parecen.
Con el fin de la independencia de Cuatro y La Sexta se hundió la aspiración de crear cadenas para la izquierda exquisita. Puestos a ver televisión, todos somos conservadores. El primero, el mercado, pero también la audiencia. Los otros confían en el vídeo bajo demanda y la televisión por internet. La televisión social está en las redes y las nuevas plataformas, no en las frecuencias en abierto.
El fin de la burbuja deja pendiente un nuevo modelo para la televisión pública y una apuesta por las nuevas tecnologías ralentizada a menudo por la presión para llenar canales. Con la gente viendo más televisión que nunca, los grandes ganan, aunque tengan que diversificar su oferta. Está por ver que dejen sitio para la nueva televisión que muchos esperan.
Columna en los diarios de Vocento