Las televisiones
privadas ganarán las elecciones del 20-N. Si los sondeos se confirman, el PP se
apresurará a poner en marcha sus principales
demandas: continuar
la reforma de la televisión pública con las autonómicas y que los anuncios no
vuelvan a RTVE. El responsable de Comunicación del PP, Esteban González Pons, promete
a los dueños de la televisión comercial atender sus demandas y fusionar la
Agencia Efe con RTVE. Ganan la televisión privada y unas arcas exprimidas por
los 536 millones de pérdidas en 2010 de las cadenas públicas (casi 500 millones
de las autonómicas).
González Pons no
explica la responsabilidad de sus gobiernos en algunas de las autonómicas más onerosas,
con deudas de 1.200 millones en la valenciana Canal 9 o de 240 millones en
Telemadrid. Es difícil creer al PP. Su programa es ambiguo y avanza en la
privatización de las autonómicas sin definir si mantendrá la titularidad
pública. Pons prometió también el fin de la financiación obligatoria del cine
español con el cinco por ciento de los ingresos de la televisión privada porque
las cadenas son ya el gran pilar de la industria audiovisual.
La televisión
pública actual no es sostenible, tanto por la abundancia de canales ni por su
coste de casi 2.300 millones de euros al año en subvenciones. El PP asume la
propuesta de la patronal para crear un solo canal autonómico con desconexiones
territoriales, un modelo ya existente en Alemania y Gran Bretaña, y está
dispuesto a discutir el fin de la publicidad, como en RTVE.
La televisión
estatal está entre las más baratas de Europa, con 68 euros por hogar y año
frente a cien de las autonómicas. Los nuevos gobiernos regionales ya han
empezado a rebajar sus aportaciones, pero no es suficiente.
El PP asume un
cambio de modelo que requiere consenso y discusión. El telestado no puede ser
una discusión perenne. Se enfrentan dos modelos sin abordar las necesidades de
un nuevo servicio público digital y de una reestructuración de la industria
audiovisual para un futuro multiplataforma y bajo demanda.
Columna en los diarios de Vocento