"Las redacciones ya están en la nube". Son palabras optimistas de Sergey Brin (vídeo) en la presentación de Google Wave. Pero no es verdad. Uno de los problemas fundamentales de las redacciones son los sistemas editoriales. El problema se acentúa si la redacción proviene de un medio impreso. Entonces, atrapados.
Google Wave puede ser -habrá que esperar a verlo- una buena alternativa para el trabajo en las nuevas redacciones (orgánicas, flexibles, totales, conectadas y abiertas).
Redacciones para trabajar como una red social interna y externamente. Aprovechando al máximo el flujo social y el tiempo real, tanto de las fuentes externas (agencias, institucionales, gabinetes de comunicación, ocasionales, ciudadanos, etc.) como de las internas.
Porque la redacción debe dejar de ser una estructura jerárquica y adaptada al ritmo de las viejas ediciones, para convertirse en un sistema orgánico donde la inteligencia profesional y el criterio social se unen gracias a las técnicas periodísticas y a la tecnología (medios híbridos) para trabajar la información
como un proceso adaptado a la actualidad: el eje temporal tradicional;
el tiempo real: la capacidad de instantaneidad y simultaneidad multiplicada ahora con las nuevas herramientas y la participación en las coberturas,
y el flujo social: el interés de los usuarios en la Red y la sincronización de la oferta de información con su distribución y promoción viral.
Lo más importante no es sólo estar en la nube, como se desliza entre las palabras de Stephanie Hannon, project manager de Google Wave, sino la conversión de las redacciones y los periodistas en redes sociales.
Y Google no es el único que ha avanzado en trabajar las herramientas necesarias para el periodista y la redacción como red social.
En mi trabajo como responsable de medios digitales y consultor siempre he sentido la necesidad de diseñar herramientas que rompan las barreras multimedia, de estructura interna, de producto y externas, entre los periodistas y su material de trabajo, que ya está en gran parte en la nube, como recuerda Brin.
Por eso en algunos proyectos trabajamos con prototipos que adelantan las funcionalidades y herramientas que Google y otros desarrolladores prometen ahora con productos como Wave.
Lo que se ve a continuación es un prototipo para un proyecto en marcha que entiende la redacción como una red social estilo Facebook. Aunque al contrario que en el gigante de las redes sociales, esta es abierta y desarrollada a partir de sofware libre.
En este proyecto la jerarquía y la organización tradicional de las redacciones tiende a desaparecer, igual que la división entre medios.
Los periodistas trabajan con una herramienta que permite relacionarse en red y en tiempo real, tanto dentro como fuera de la redacción, no ya con sus jefes o con sus secciones, sino con grupos de trabajo y amigos (colegas, compañeros, fuentes, etc.) con los que puede mantener relaciones e intercambiar contenidos dentro y fuera del sistema.
La redacción como red social. Un paso imprescindible para una era en la que la información ya no se cuenta, sino que se vive y se retransmite a través de diferentes productos, medios y redes.
Una redacción donde los propios periodistas deben ser una red social y funcionar como tal para hacer más eficiente y rentabilizar más su trabajo, contactos, etc.
Necesitamos herramientas. Y con ellas podemos animar una nueva concepción del trabajo periodístico. Igual que ha pasado históricamente en un oficio que ha vivido siempre al ritmo de la tecnología. Tanto que la mayoría de sus estilos y formatos sólo han sido posibles cuando la herramienta adecuada surgió.