Monday, November 24, 2003

Diarios aburridos e iguales


Uno de los grandes problemas de los diarios españoles es su similitud: en contenidos, en estilo, en diseño, en enfoque. El aburrimiento es una de las causas del abandono de la lectura de diarios.
El otro gran problema es que muchos diarios siguen informando de cosas que importan poco a la mayoría de la gente. Y lo que es peor: informan con el mismo formato y el mismo estilo. Hay mucho texto y espacio para temas poco atractivos para la lectura y se apuesta poco por otros quizá menos relevantes pero más gratos de leer.
El auténtico problema de los diarios no es la competencia de otros medios, ni siquiera que esa competencia sea más atractiva visual y tecnológicamente. El verdadero problema es la falta de interés de los lectores por una oferta muy semejante entre diarios y con el resto de los medios.
El desafío es acabar con la redundancia.

Juan Luis Cebrián, consejero delegado de Prisa y fundador de El País, aludió a estos problemas en su discurso de toma de posesión como nuevo presidente de la Asociación de Editores Españoles (AEDE).
Pero el mensaje queda ahogado por otros argumentos recurrentes: internet, los gratuitos, los jóvenes no leen… con mayor o menor incidencia en el descenso de la lectura.
Los diarios tienen la manía de buscar las causas de sus males casi siempre fuera de ellos.
Las únicas diferencias apreciables entre la mayoría de los diarios españoles son la ideológica y el ámbito geográfico (nacional o local). En contenidos, diseño y estilo, no hay nada tan poco sugerente como el mostrador de diarios de un kiosco.
Si se analiza a fondo el resto de los medios se verá que crecen más los que plantean una oferta distinta, más personalizada (internet, televisión de pago) o cómoda (gratuitos, radio) y adecuada a los hábitos de los ciudadanos.
En la era de la saturación, la diferencia es un valor fundamental. Esa diferencia está a menudo ahogada en los diarios por la pesada maquinaria de las redacciones, las jefaturas incompetentes o miedosas, la empatía con las fuentes en lugar de con el lector y la escasez de recursos informativos (profesionales y materiales).

¿Por qué son tan iguales los diarios españoles?
1 | Paisitis :: El País fue el gran diario de la transición y alcanzó un puesto de honor no sólo en el mercado, sino también entre los profesionales. La escasa movilidad, el desconocimiento y falta de desarrollo de otros modelos mantienen a muchos periodistas aferrados a un solo paradigma más coincidente con su experiencia vital que con una reflexión profesional.
Sólo la prensa deportiva, los gratuitos y algunos diarios se han liberado de ese patrón en los últimos 25 años.

2 | Falta de recursos :: El periodismo sufre cuando está aferrado a una mesa y un teléfono. La mayoría de las informaciones no se pueden cubrir de esa forma. Se pueden dar las noticias de la agenda común, pero no contar las historias ni descubrir lo que no se sabe.
La escasez de profesionales y la falta de recursos –documentales e imaginativos– condenan a una gran parte de la información a la nimiedad del comunicado y la rueda de prensa.
A fuente única, única versión y aburrimiento del lector.

3 | La igualdad como patrón :: En la mayoría de las redacciones españolas se trabaja con la presión de salir al día siguiente con lo mismo que los demás. Repetir y machacar sobre lo dicho. Hay miedo a no publicar, a no destacar lo mismo que los otros. La diferencia produce pavor. Un déficit terrible de confianza hace que la igualdad se convierta en valor máximo.
Cuando un reportero llega con una noticia propia, no reflejada en el teletipo, la respuesta más común es la desconfianza. No se premia la diferencia, se confía poco en los profesionales.
Cualquier apuesta diferente es sospechosa, por rutina, falta de imaginación o incompetencia.

4 | Periodismo rutinario :: Cuesta salir del carril y enfocar las noticias de otra forma. Patear la pirámide invertida, la tiranía del entrecomillado y de la cascada de datos. La esclerosis atenaza el estilo, los formatos y los contenidos. Todo es monocorde.
Cada diario trabaja como una cadena de producción, con formatos –materiales y mentales– preasignados. Salir requiere genio e imaginación, a menudo dormidos o en coma, especialmente entre los directores, que hablan demasiado con las fuentes y poco con su gente y con sus lectores normales, los que pagan el periódico de su bolsillo y no son fuentes habituales. Los cuadros medios están demasiado pendientes del director, del cierre de páginas y poco de las historias.

Los nuevos medios que triunfan en España: gratuitos y webs, se acercan a la información con otra mirada.
Los gratuitos han desarrollado una fórmula informativa compacta y cercana al lector. El menú principal de noticias es digerible en poco tiempo: menos declaraciones redundantes, menos reflexiones vacías, menos datos superfluos: la potencia de las cinco uve dobles y fin.
La sexta uve doble, el porqué, queda también para otros medios. Son conscientes de sus limitaciones.
Han acercado los criterios a las preocupaciones más cotidianas y apostado por información más cercana al lector: compárense las portadas de los de pago y los gratuitos.

Internet ha permitido que cada gusto y cada interés informativo tenga su fuente y su menú, construido a la medida. En esos sitios las informaciones se tratan con estilos y características distintas a las tradicionales: multimedia, blogs, profundización, contextualización, interactividad, etc.
Domina la empatía entre autor y lector: ése es el gran triunfo de los blogs.

Quizá los diarios deberían pensar menos en qué hacen los otros medios y comenzar a pensar sin clichés en cómo mejorar.
Algunas claves:
:: los diarios no son un medio de comunicación de masas, sino un soporte exigente para lectores exigentes;
:: la calidad es rentable y la influencia social (ver las teorías de Phil Meyer al respecto) sólo se consigue a través de ella;
:: los lectores inteligentes demandan productos a su altura: creatividad, audacia, otra mirada a lo obvio;
:: la diferencia es un valor: un diario debe decidir si quiere ser un commodity o un artículo de valor añadido;
:: invertir en inteligencia es asumir problemas y trabajar para el futuro, preferir esa incertidumbre a la previsibilidad de la rutina asumida y no cuestionada.

Los diarios de calidad británicos están revisando su tradicionalísima identificación de tamaño y seriedad para lanzar ediciones en tabloide (The Independent fue el primero y The Times le seguirá el miércoles).
El tamaño importa. Las ideas también.
La prensa española hizo su gran catársis con el diseño periodístico. Falta la revolución de los contenidos y el estilo.

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