Treinta y tres años viendo su flequillo y sus gafas. Bill Gates sigue sonriendo con cara de niño bueno desde el homenaje de la web de Microsoft ahora que se retira parcialmente.
Casi 30 años pegados a Windows. “Un ordenador en cada escritorio y en cada hogar”, como decía su lema fundacional.
33 años maldiciendo desde el día que convirtió el software en un negocio al negarse a distribuir gratis el viejo BASIC. Una treintena de años de revolución de la informática personal, pero también de monopolio y abusos.
Gates se retira para convertirse en el gran filántropo de la era digital y la globalización. Decae la era del PC achuchada por los móviles, el software libre e Internet. Cuando el software es un servicio, Google es el nuevo dueño. La razón de la gran creación de Microsoft se desvanece: ya no es necesario tener todos los programas en el disco duro, están en red, alojados en una miríada de servidores y conectados desde ordenadores, móviles y cualquier artilugio con
conexión y un procesador.
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