Bono recluta a la "brigada periodística"
El ministro de Defensa, José Bono, es hombre de palabra amplia y sudor trabajado. Un "político de pueblo" en palabras propias bien difundidas por otros: una imagen sin iniciales, sino entera y de una pieza.
La maestría comunicativa del manchego volvió a quedar patente en su iniciativa de viajar por sorpresa a Base España, en Diwaniya (Irak), acompañado por varios directores y directivos de medios, y ofrecerles las noticias de la historia del informe militar que precipitó la decisión de la retirada española de la Coalición de las Azores y la negativa de las fuerzas españolas para atacar al clérigo chií Al Sader, líder de la revuelta chií.
Acostumbrado a la penuria mesetaria, Bono elige ganarse a la prensa con el gesto, la piel y la palabra. Una estrategia más barata y menos totalitaria que la desplegada por sus correligionarios de la Generalitat tripartita catalana.
A Bono le basta un viaje en nuestro "Air Force One" y su carisma y encanto, estratégicamente colocados en una jugada de tahúr inteligente, para ser portada de los grandes medios y explicar de paso la decisión más impactante del nuevo Gobierno de Rodríguez Zapatero.
La jugada es un "caramelo periodístico" que los diarios nacionales no pudieron dejar de paladear, cada uno a su gusto. Bono se olvidó de los catalanes -otras fuentes dicen que los de Barcelona rehusaron- y de otros grandes medios. Un olvido recurrente.
Los resultados saltan a la vista:
Por El País viajó Xavier Vidal-Folch, director adjunto. El diario opta por la noticia en su línea más informativa. Distancia con el ministro y presentación austera y plenamente noticiosa.
Al día siguiente ABC desmiente al diario de Prisa citando al Ministerio.
José Antonio Zarzalejos cuenta en su ABC la epopeya del viaje de la "brigada periodística" y se rinde ante la artera visión del ministro.
El director de ABC apuesta también por la noticia, aunque elige la más reciente de la negativa española a perseguir al jeque chií Al Sader.
La crónica del viaje está llena de detalles jugosos de su preparación y recala en la buena relación de ABC con las Fuerzas Armadas.
Pero es de nuevo el director de El Mundo, Pedro J.Ramírez, quien no defrauda. PJR oculta las noticias con su personalidad en una crónica mitomaniaca. El director del El Mundo acude a la Anábasis (¡pobre Saint John Perse!) para convertir la retirada en victoria. PJR no defrauda y donde Zarzalejos recordaba que los helicópteros en los que llegaron a Base España fueron los que reconquistaron ese "estúpido islote" (Colin Powell) de Perejil, el impulsor de El Mundo acude a Apocalipsys Now y la carga de los helicópteros al son de los nibelungos wagnerianos.
En el arranque de portada, Pedro J. explica su caída del caballo, un dolor redivivo tras los resultados del 14-M:
"Por si aún me quedara alguna duda sobre la oportunidad y el coste político de la retirada acordada por el nuevo Gobierno, he encontrado en la propia Base España de Diwaniya el argumento 102 -el 101 fue la muerte de Julio Anguita Parrado- contra nuestra presencia militar en Irak".
Si los americanos "empotraron" a reporteros con sus tropas, ¿iba Bono a ser menos? El ministro empotra directores a la sombra del casco de camuflaje, el chaleco antibalas y el viejo ardor guerrero reconvertido en pacifismo y defensa del orden legal internacional.
Jenofonte convertía retiradas en victorias cantadas por poetas siglo tras siglo. Bono busca sus propios alarifes y apunta alto, ¡para eso uno es ministro, qué caramba!
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