¿Cuándo abandonamos La Clave por La Noria? ¿Cuándo dejaron de ser las entrevistas y debates de calidad un programa de prime time para ser arrasadas por las tertulias monocordes de la TDT? La televisión nunca ha sido democrática, pero sirve bien al sostenimiento de la partitocracia. A la televisión privada le gustan las parrillas con poca capacidad de elección entre canales. A la democracia burócrata del bipartidismo, con cuota autonómica política y televisiva, también.
La telerrealidad banaliza la vida y abarata el pensamiento. También la partitocracia. Felipe González se queja en una entrevista de la degradación de la democracia. Lo llama mediocracia: democracia mediática y mediocre. Hace tanto tiempo que la sufrimos que ya casi no la percibimos. Es el ruido ambiente, la costra de telerrealidad que convierte lo importante en aburrido y obtuso. Lo banal y sensacionalista, en éxito de audiencia.
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