Cuando sólo el 55,5% de los españoles lee es un sarcasmo trágico la nueva embestida de algunos autores y editores para cobrar a canon a las bibliotecas por el préstamo de libros.
Quienes tanto olvidan que su autoría debe mucho a los lectores y a las obras de los demás, así como a la cultura popular, de dominio público, deberían recordar al menos que la directiva europea que se pretende trasponer con retraso (Derechos de alquiler y préstamo y otros derechos afines a los derechos de autor en el ámbito de la propiedad intelectual) está pensada para asegurar la viabilidad económica de las actividades de autores y editores.
Pero si esos autores y editores perciben otras subvenciones y ayudas según la legislación de cada país, el canon por préstamo está ya pagado. Especialmente si se ha disfrutado de subvenciones para la edición de libros para bibliotecas.
Sin bibliotecas los autores tendrán menos lectores (sólo algo más de una cuarta parte de los lectores acuden a las bibliotecas). Sin crear lectores los escritores no sobrevivirán. El autor también tiene obligaciones. Entre las más importantes: animar a la lectura.
Estoy con José Luis Sampedro en su maldición de los autores y editores economicistas, más bien avaros.
Pero si quieren regirse por el mercado y tasa el préstamo bibliotecario con valor económico, que tengan coraje y no cobren por sus libros: fíjese un sistema de precio por lectura en sustitución del precio de tapa para los libros de biblioteca. Cobrar es justo. Hacerlo dos veces, no.
Quizá entonces quienes se preocupan tanto de cobrar ese canon a las bibliotecas se darán cuenta de que sus libros no son tan valorados por los lectores.
La ley del mercado es dura. No es honrado ser mercachifle bajo el manto protector de las subvenciones, premios públicos y becas. Si autores y editores quieren mercado, que lo tengan y se atengan a sus reglas.
Quizá entonces una buena parte de la GRAN cultura, la que nos interesa a tantos, estará fuera del mercado.
A muchos les pesará.
Es lo que tiene la codicia. Harían bien algunos autores y editores en recordar las palabras de Dante:
"Por tener y dar mal, no gozarán
del bello mundo, y seguirán riñendo (...)
El corto aliento, hijo, aquí estás viendo
del bien que se confía a la fortuna,
por el que están los hombres compitiendo;
que todo el oro que hay bajo la luna,
y hubo ya, de tanta alma fatigada
reposo no podría darle a una".
Divina Comedia, Canto VII, círculo IV (de la traducción de Ángel Crespo)
No al préstamo de pago
JA Millán | La noche del eclipse
P21 | Precio por lectura