Thursday, March 31, 2005

Cien revistas de libros con rigor

Álvaro Delgado-Gal es una de las cabezas mejor amuebladas de la crítica literaria y del liberalismo español (del de verdad, sin remedos). Amalia Iglesias es una de las mejores editoras de cultura que viven en las redacciones de hoy, además de gran poetisa.
Mano a mano llevan 100 números de Revista de Libros con ayuda de Luis Gago, una de las publicaciones más rigurosas de la crítica cultural hispana.
Nació en diciembre de 1996 con aspiración de referencia bibliográfica y ahí sigue, sin concesiones y auspiciada por la Fundación Caja Madrid. Letra ilustrada, con fundamento, sin margen a la galería. Actual, pero sin renunciar a los grandes temas y las obras importantes, aunque no se vean mucho en los estantes de las librerías de moda.
Álvaro Delgado-Gal dice: "A lo largo de nuestra trayectoria creemos haber conseguido buena parte de nuestros objetivos: un gran número de lectores fieles y exigentes; el ser ya una publicación de prestigio en el panorama de nuestra cultura, una referencia ineludible cuando se habla de crítica cultural, el haber mantenido una independencia crítica tan difícil de conseguir en estos tiempos y el persistir en el rigor intelectual que se merece el lector".
Revista de Libros despliega una lista de colaboradores envidable: Félix de Azúa, Carlos Thiebaut, Manuel Rodríguez Rivero, Charles Powell, Fernando Vallespín, Juan Eduardo Zúñiga, Domingo Ynduráin, César Antonio Molina, entre otros.
Revista de Libros ha creado un estilo. Íntimo porque es cosa de dos, sesudo sin artificio, más una tertulia de amigos que un salón de sociedad. Aquí hay mucho mandarín, pero el rigor mantiene el tono.
"Opinión cultural de fondo", eso es lo que defiende Delgado-Gal, y tiene fama de no ceder.
No les ha ido mal: casi 15.000 ejemplares mensuales y premios como el Fomento de Lectura en 1997 o el Premio de la Asociación de Revistas de Información (ARI) a la Mejor Revista Especializada 2004.
De Amalia recuerdo su presencia constante en Culturas de Diario 16, siempre tras una columna de libros, siempre ajustando un detalle, con los editores, con maquetación, con un autor rezagado. Ya entonces hacía pareja profesional con César Antonio Molina, una fórmula que ha repetido con éxito.
¡Qué vengan otros 100 más!

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