Todo tiene una etiqueta (hashtag) en las redes sociales. Twitter y Facebook se llenan de ellas. Los jóvenes franceses apelan a la #frenchrevolution emulando a la #spanishrevolution olvidada y sepultada por la crisis y la partitocracia. Los diarios titulan con etiquetas como #nimileuristas para promover sus informaciones y una campaña como #stopKony ha reavivado la larga discusión sobre el idealismo humanitario.
Cuando en la dura vida real todo parece gobernado por el mercado (otra ilusión), en las redes sociales el slacktivism o clictivismo propio de los activistas de Me gusta y retuiteo se impone. La red se llena de pintadas con el mínimo esfuerzo de un clic, pero a pesar de las promesas de información y movimientos cívicos, el vídeo y la política del poder siguen mandando.
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